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BALONCESTO EUROPEO 95

Una Sucesión insospechada

El balance provisional ensombrece el presente y el futuro de la selección

Robert Álvarez

La derrota ante Francia añadió unas gotas de escepticismo y un chorro de pesimismo a las posibilidades de España en el Campeonato de Europa y a sus perspectivas de futuro. Las cuentas le señalan tres puertas de salida al equipo español en Atenas. El primer atajo es descorazonador: una derrota hoy contra Eslovenia, combinada con la ya más previsible ante Rusia, haría que los jugadores españoles pudieran presenciar la lucha de los ocho mejores cómodamente Ínstalados ante el televisor de sus hogares. El segundo camino pasa por vencer a Eslovenia y acabar en un cuarto lugar del grupo B" que liaría poco menos que utópico soñar con la clasificación española para semifinales ya que debería jugarse el acceso con Yugoslavia. El tercero sería un viaje a lo desconocido y empezaría por adquirir un billete sorpresa y ganar partidos no previstos como el mencionado ante Yugoslavia o bien, los que quedan por disputar en la primera fase contra Eslovenia y Rusia.Existe un convencimiento de que no se está exprimiendo todo el talento de cada uno de los jugadores. Es algo tangible. Por poner algunos ejemplos y empezando por los más importantes: Herreros sólo anotó cinco puntos contra Francia, Ferran lleva un promedio de seis puntos y dos rebotes por partido, no mucho mejor es el papel de Martín, al que Sainz no concedió un sólo minuto contra Croacia mientras que Rodríguez no ha oxigenado al conductor del juego español, Laso.

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No hay un único resorte que parezca capaz de cambiar la situación. Existen motivos endémicos y que alcanzan a todos los implicados y a todas las estructuras del baloncesto español, desde la federación hasta el seleccionador, pasando por los jugadores y por la política de formación y desarrollo de nuevos talentos. Es la selección española una de las pocas que no ha aportado al Campeonato de Europa algún nombre nuevo, algún joven que haya desempeñado un papel de cierta importancia.

Italia, pese a sus últimos y sonoros fracasos (no estuvo ni en los últimos Juegos Olímpicos ni en el último Mundial) ha confirmado como titular a Fucka, un pívot de 23 años, y cuenta a menudo con Abbio, un escolta de 24. Grecia ha renovado su equipo pero ha sido capaz de forzar una prórroga ante Yugoslavia y de ganar a Italia con jugadores como Sigalas (23), Alvertis (21), Economou (22) o Redzias (19). Rusia consolida nombres contrastados como Fetissov (23), Karasev (24) o Mijailov (24) y añade nuevos talentos como Khudelin (22) o Domani (20). Francia se ha reactivado gracias a la savia nueva: Bonato (23) y Rigaudeau (24). El único titular realmente nuevo en España es Smith, de 31 años, mientras que sus jugadores más jóvenes -Galilea (22), Rodríguez (24) y Murcia (24) apenas han dispuesto de minutos y no han tenido un peso específico importante. La actuación de Reyes (23) ante Croacia, con. 12 puntos, siete rebotes y un ímpetu encomiable, invirtió la tendencia negativa.

Las existencias en la Liga española no ofrecen mucho más dónde elegir. Hay algunos nombres en la sala de espera pero que tampoco garantizan ni dejan entrever prestaciones mucho mejores: Santos (23), Albert (22), Esteller (23) o Fuentes (20). Son pocos y no prometen avizorar un salto de calidad interesante.

Existe también otra corriente de opinión que es partidaria de vivir al día, no supeditar nada a una hipotética renovación y llevar a la selección a veteranos si han llevado a cabo una buena temporada.

Sainz, si la selección no se clasifica entre los cuatro primeros del Europeo y por lo tanto pierde el billete para acudir a Atlanta'96 dispondrá de dos años para meditar en tomo a las conveniencias de su equipo y para afrontar con las mayores garantías posibles el Campeonato de Europa de 1997. Pero ni los resultados de la selección ni el vivero de la Liga ACB aventan los rescoldos todavía calientes de la década de los ochenta, la mejor en la historia del baloncesto español. Se adivina una transición difícil y una sucesión insospechada.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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