44 horas de llanto entre las ruinas de su casa
Los socorristas rescatan a un niño de ocho años atrapado por el terremoto de Grecia
Toda Grecia ha estado pendiente durante 44 horas de la suerte del pequeño Andreas Bogdanos, enterrado vivo entre los escombros de su casa, un bloque de apartamentos de Egion, en la costa del Peloponeso, brutalmente sacudida por un terremoto la madrugada del jueves. El seísmo se ha cobrado ya 21 muertos (10 turistas franceses, 10 griegos y una ciudadana italiana), 60 heridos graves 10 desaparecidos.Andreas, de ocho años, fue rescatado anoche a través de un túnel de siete metros excavado por los equipos de rescate locales y suizos, en una dramática: escena que fue retransmitida en directo por todos los canales de televisión griegos. Los médicos le dieron de beber y le aplicaron varias inyecciones de suero para que superase la fuerte deshidratación que sufría. "Cuando reaccionó favorablemente, los doctores autorizaron su evacuación al hospital", informó el ministro griego de Educación, George Papandreu. "Es la primera buena noticia que recibimos en medio de toda esta tragedia", afirmó el ministro, "él [Andreas] es un luchador, lleno de vida y energía, y por eso ha podido sobrevivir".
La madre del pequeño, Roula Bogdanos, estalló en sollozos al recibir la noticia del rescate de su hijo: "Hasta hace unas horas, no creía que Andreas iba a conseguirlo. No puedo esperar más, quiero tenerle entre, mis brazos". Las primeras palabras del niño a sus padres fueron simples: quería comer una hamburguesa, ir a la playa y jugar al fútbol.
Los equipos de rescate oyeron en la madrugada de ayer las primeras llamadas de auxilio de Andreas, de ocho años. "Os espero", imploró con un hilo de voz a los socorristas. Su padre montó guardia día y noche con los bomberos para dar ánimos a su hijo enterrado entre las ruinas.
"Parece agotado, pero aún reacciona`, aseguraba el portavoz del equipo de rescate suizo que ha acudido a Egion, Thierry Argentas.
"El niño dice que quiere nadar", relataba uno de los socorristas, que a lo largo del día de ayer estuvieron dos veces a punto de rescatar al pequeño Andreas, emparedado entre dos vigas de cemento. Un error de cálculo, primero, y un amasijo de muebles, después, les cerraron el paso hacia el pequeño. Tuvieron que avanzar con picos y palas: "No podemos usar maquinaria, las vibraciones podrían producir nuevos derrumbamientos", había advertido Argentas. La abuela de Andreas fue una de las primeras víctimas del seísmo en ser rescatada, pero murió de un ataque al corazón poco antes, de llegar al hospital la misma madrugada del jueves. En la ambulancia apenas tuvo tiempo de advertir' que había oído un gemido de su hija, María Elvira Frangonikolopoulu, incapacitada mental, inválida y sordomuda, que aún sigue entre los escombros.
Mientras, los cuerpos de un matrimonio francés y de otra turista francesa fueron encontrados sin vida primera hora de la tarde de ayer bajo los escombros del hotel Eliki, en la ciudad griega de Valimitika. Los cerca de 100 jubilados franceses rescatados del hotel Eliki, nueve de ellos heridos, fueron evacuados ayer en avión a Francia.
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