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Entrevista:

"El público del Doré es cada vez más numeroso y exigente"

La Filmo, ese edificio clásico forrado de neones en medio de una especie de mercado persa, se inauguró una helada tarde de diciembre de 1912, con el nombre de Salón Doré y el apodo de Palacio de las Pipas. Era Antón Martín un barrio bullicioso, animado por la Facultad de Medicina de San Carlos y la estación de Atocha. Veinte años después de su cierre, en 1963, recala en él la Filmoteca de Madrid, nómada institución coleccionista de sedes: cines California, Infantas, Dúplex, Covadonga -donde Chema Prado, gallego de 44 años, entra a diseñar, la programación-, Príncipe Pío y Torre de Madrid. Un empeño que encabeza Luis García Berlanga, rescata de la ruina el clásico salón, ya de propiedad municipal, que renace como sede estable de la Filmoteca en 1989. Su presupuesto anual es de casi 300 millones de pesetas.Pregunta. ¿Fue complicado renovar un espacio así?

Respuesta. Había que adaptarlo a las necesidades de lo que es una filmoteca. Se excavó la sala 2, se corrigieron las embocaduras para colocar pantallas de cinemascope y se inauguró la sala de verano en homenaje a Berlanga. Aquí se proyectan las películas tal y como las concebieron los directores, respetando el formato y la versión original.

P. ¿Por qué en la mayoría de los cines se trabaja con producciones de los años treinta o cuarenta?

R. Prima la revisión de los clásicos y el descubrimiento de cineastas casi inéditos de esos periodos. La Filmoteca debe completar la oferta de Madrid con toda la producción que no cabe en las salas comerciales.

P. ¿Eso define y limita el tipo de público?

R. Siempre ha sido muy variado, pero tiende a la estabilidad. A mí me encanta que las salas se abarroten, pero no de una forma artificial. No podemos programar pensando en llenar, eso sería un disparate. La misión de una filmoteca va mucho más allá. El Doré es la punta del iceberg.

P. ¿Y el resto?

R. Toda la labor que se hace en la Dehesa de la Villa y la futura sede de la Ciudad de la Imagen, entre la Escuela de Cine y Telemadrid. Nuestra misión es preservar, recuperar, catalogar películas, concentrando la energía en el cine español. Una filmoteca ha de ser un archivo patrimonial de un país.

P. ¿Con su actividad nunca se polemiza?

R. Desde 1970, año en que comencé a dirigir la Filmoteca, éste es uno de nuestros mejores momentos. Por fin hemos conseguido medios para trabajar. La apuesta se inició hace dos años construyendo un búnker subterráneo con capacidad para 20.000 bobinas en perfectas condiciones de conservación. Pero es lógico que para los madrileños, la Filmoteca sea esto, el Doré.

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