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Clinton presenta un plan para establecer el equilibrio del presupuesto de EE UU en 10 años

Antonio Caño

La iniciativa antidéficit presentada el martes por el presidente. Bill Clinton es mucho más modesta que la republicana en cuanto a plazos y mucho más prudente en cuanto a sacrificios sociales. Pero es suficiente para cubrir los tres principales objetivos de la Casa Blanca: demostrar ante los socios del Grupo de los Siete que Estados Unidos está seriamente decidido a combatir el déficit, alertara la opinión pública norteamericana de que es inevitable apretarse el cinturón y tender un puente de negociación con el Congreso republicano para equilibrar definitivamente el presupuesto.

"No va a ser fácil, pero los representantes electos de ambos partidos están de acuerdo conmigo en que tenemos que hacer esto y lo haremos... Durante 12 años hemos acumulado déficit. Ahora tenemos que eliminarlo. Es hora de ordenar este lío", dijo Clinton en un breve discurso televisado en la noche del martes.Las principales características de la propuesta de la Casa Blanca, en contraste con la presentada anteriormente por los republicanos, son las siguientes:

Clinton quiere hacer los recortes de gastos más lentamente, en 10 años, no en siete, como pretende la oposición.

La reducción total del déficit es similar: algo más de un billón de dólares.

El presidente propone menos reducción de impuestos (111.000 millones de dólares) y menos reducción de gastos también.

La Casa Blanca no quiere tocar los programas relativos a educación y formación profesional, entre otros menores.

Clinton acepta, sin embargo, recortes (178.000 millones de dólares, por 431.000 millones de los republicanos) en gastos que hasta ahora parecían intocables para los demócratas, como ayudas en sanidad, a pobres y a jubilados.

El presidente elimina los beneficios fiscales y de subsidios a las empresas y a los ingresos más altos.

La propuesta, en su integridad, va a ser con seguridad rechazada por el Congreso de mayoría republicana, pero abre un campo para la negociación porque le da la razón a la oposición en varios aspectos:

-1º- Al reconocer la necesidad de establecer un plazo máximo para equilibrar por completo el presupuesto.

-2º- Al admitir recortes en Medicaid (asistencia sanitaria a los pobres) y Medicare (asisencia sanitaria a los jubilados), que son los programas que más contribuyen al déficit.

-3º- Al incluir algunas reducciones de impuestos, aunque sea sólo para la clase media.

Esas concesiones han hecho que la iniciativa del presidente haya sido también recibida por críticas de parte de su propio partido. Una representante demócrata por California, Nancy Pelosi, dijo que Clinton "está haciendo el juego a los republicanos". Y dos de las principales figuras de ese mismo partido, su líder en la Cámara de Representantes, Richard Gephardt, y en el Senado, Thomas Daschle, se han quejado públicamente de que el presidente haya aceptado recortes en Medicaid y Medicare. "Abrir la puerta a reducir Medicare para que los republicanos paguen sus recortes de impuestos es convertir Medicare en un juego político", dijo Gephardt.

Otros demócratas, sin embargo, consideran que el presidente no podía quedarse de manos cruzadas mientras los republicanos se convertían ante la opinión pública en los únicos abanderados de la lucha contra el déficit. A Clinton le había ido bien en los últimos meses su actitud de mantenerse relativamente al margen del debate político, pero no podía permanecer en esa posición por mucho más tiempo sin que su papel comenzase a sonar irrelevante. Con su discurso del martes recupera cierta iniciativa política en un asunto que es popular en EE UU. Las encuestas revelan que los norteamericanos prefieren la eliminación del déficit a la reducción de sus impuestos.

Bill Clinton estaba, al mismo tiempo, urgido a hacer algo que le permitiera llegar con autoridad a la cumbre del Grupo de los Siete (G-7) que comienza hoy en la ciudad canadiense de Halifax. El líder republicano en el Senado, Bob Dole, que respondió al discurso presidencial, reforzó esa imagen de fortaleza de Estados Unidos al afirmar que ahora el Congreso y la Casa Blanca "han convergido en un momento de poderoso potencial". "Hoy creo que nada puede detenernos", dijo Dole al vislumbrar las expectativas de que EE UU acabe con su déficit a medio plazo.

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