Siembra
Me atrevo a proponer que de ahora en adelante, y acompañando al simpático -y justificado- oso antimoroso, surja la figura (no menos simpática, ni menos justificada) del chirimbolo fastidioso, trasto que habría de estorbar el paso y perjudicar las vistas del señor alcalde (en sus actos oficiales), que es precisamente lo que nos ocurre a los ciudadanos en nuestra urbana cotidianeidad con los cacharros con los que el excelentísimo susodicho nos ha obsequiado.-
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