El Banesto reducirá en un tercio su plantilla para las próximas dos temporadas
La muerte de Antonio Martín y la lesión de Mikel Zarrabeitia han frustrado los objetivos que se marcó el Banesto con la absorción del Amaya. Dos años después de la operación más ambiciosa del ciclismo español, el equipo dirigido por José Miguel Echávarri se reconvertirá volviendo a sus orígenes. El Banesto de 1996 será un conjunto mediano de tamaño construido en torno a la figura de Miguel Induráin. Javier Mínguez y José Luis López, directores del antiguo Amaya, trabajan ahora para configurar un nuevo equipo para 1996.
Cuando a finales de 1993 el Banesto absorbía la estructura de un equipo Amaya que tenía. dificultades para encontrar patrocinador, Echávarri se aseguraba en cierta manera la sucesión de Induráin. En el conjunto dirigido por Mínguez figuraban los dos ciclistas jóvenes que más expectativas levantaban. Pero fue una operación gafada casi desde el principio. En febrero de 1994 moría en accidente Antonio Martín, de 23 años, un hombre del Tour por excelencia -había quedado décimo en su primer y único Tour-. Un poco de esperanza aportó tres meses después Mikel Zarrabeitia, otro joven hombre de Mínguez, al quedar segundo en la Vuelta, por detrás de Tony Rominger. Sin embargo, el ciclista vasco sufrió la víspera del Tour un ataque de ciática que sacó a la luz una hernia discal que le ha tenido postrado desde entonces -casi un año- y de la que se ha operado recientemente. Su recuperación para el ciclismo de primera fila es un enigma. Así, las condiciones que motivaron la absorción han desaparecido.Los rectores del banco consideran que la actual es tructura -23 corredores, 4 directores, 8 mecánicos y otros tantos masajistas- está sobredimensionada y quieren que sea más operativa, sobre todo en el aspecto de costes: que la ecuación dinero invertido-victorias sea más económica.
El equipo actual carece de líderes aparte de Induráin. Pedro Delgado, la otra figura señera de la escuadra, se ha retirado. De las 11 victorias que lleva esta temporada, nueve las ha conseguido el corredor navarro. Tanto los directores del equipo como los dirigentes del banco, que aporta al conjunto más de 1.000 millones de pesetas anuales, creen que es demasiada maleta para tan poco equipaje. Por la amplitud de su estructura, similar a la del Mapei, el Banesto debería participar en todas las carreras del calendario mundial, pero la falta de líderes -incluido el declive acelerado de Jesús Montoya- les ha impedido, por ejemplo, correr la Vuelta a Suiza, que empezó ayer.
El contrato con los corredores fichados al Amaya fue por dos años, el mismo tiempo que el compromiso de patrocinio de Banesto. Las conversaciones para la renovación del patrocinador, que se iniciaron hace unos meses, incluían la reducción de la estructura. Coincidiendo las consideraciones deportivas y las económicas, las dos partes, el antiguo Banesto y el antiguo Amaya -Mínguez más su segundo, José Luis López Cerrón, mecánicos y masajistas-, han llegado al acuerdo amistoso de separarse. Saldrá del Banesto el personal técnico que llegó del Amaya, así como seis o siete corredores.
Echávarri y Mínguez se han puesto efi común a buscar un patrocinador que soporte la estructura de los ex Amaya. A principios de año, incluso Echávarri trabajó en la idea de desligarse del Banesto -un equipo ya muy hecho y con el soporte inmutable de Induráin- y buscar apoyo económico para un plan que acogería a los hombres de Mínguez y cuyo atractivo para el inversor sería un grupo de corredores jóvenes, los mejores de España de su edad y con un gran futuro por delante. Los hombres que recogerían la llama de Induráin.
Ese plan no llegó a cristalizar. Ahora las negociaciones, que parecen estar bastante avanzadas, las llevan Mínguez y López Cerrón personalmente.
Los corredores que servirían de enganche a la idea son por ahora secreto del sumario, aunque no parece que sean el principal problema para la aventura. El hombre ideal para liderar el proyecto sería Vicente Aparicio, un corredor valenciano joven, procedente también del Amaya, que se ha convertido, gracias a un rriagnífico Dauphiné Libéré en que quedó tercero, en el mejor escudero de Induráin en los terrenos montañosos. Tanta es la confianza que se tiene en su capacidad que Aparicio, de 26 años, sería el líder del Banesto en la próxima Vuelta si finalmente no participa Induráin.
Nuevo equipo
Sin embargo, corredores aparte, no deja de ser atractiva para cualquier empresa con ganas de dejarse ver la figura de Mínguez. El director vallisoletano se ha caracterizado a lo largo de su extensa carrera como director -en los equipos Moliner-Vereco, Zor, BH y Amaya- por dirigir conjuntos muy rentables publicitariamente, sobre todo para el mercado interior. De sus manos han salido ganadores de vueltas a España -Rupérez y Pino-, corredores explosivos como Montoya y escaladores con victorias en el Tour -Etxabe y Cubino-, así corno el primer Chozas.
Es el sello Mínguez, un gran atractivo que ofrecería además una estructura conformada. Un equipo que encontraría rápidamente su hueco en un ciclismo español escaso de equipos medianos.
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