Paciencia
Aunque la noche del 28 de mayo Aznar no supo, no pudo o no quiso reprimir los orgasmos de sus seguidores cuando gritaban " ¡rojos al paredón!" o "iPujol, enano, habla castellano!", parece ser que el estado mayor del PP ha dado la consigna de no asustar a los presuntos vencidos en las elecciones generales. Llega oportuna la consigna porque algunos barones y baronesas del PP ya estaban vendiendo la piel del oso antes de cazarlo y prometiendo ajustes nada finos cuando asuman el poder. Es tanta la impaciencia histórica que consume a una derecha mal habituada a no estar en el poder que podría cometer la torpeza de empezar a morder el aire antes de conseguir un muslo de antagonista.En algunos lugares de las variadas y metafóricas periferias se constatan llamadas anónimas a las residencias de izquierdistas convencionales con el propósito de advertirles sobre próximos ajustes de cuentas en cuanto vuelva el orden natural de las personas y las cosas. Si ya es difícil frenar el afán de desquite de los dirigentes, es casi imposible poner prudencia y paciencia en algunos elementos de la base sociológica del PP que consideran llegado el momento de que los rojos vuelvan al paredón y de que Pujol hable en castellano.
Para que el PP consiga la mayoría en unas elecciones generales debe ofrecer el mismo aspecto de partido centrista, céntrico y centrado que en el pasado lograron la UCD y el PSOE. Que el Doctor Jeckyll reprima a Mister Hyde hasta las elecciones generales, porque de salirse de madre Mister Hyde, el electorado podría asustarse ante las conductas esquizofrénicas. Como la de aquella belle de jour catalana, Ramoneta de día, puta de noche, o como la de la rosa de Alejandría, colorada de noche, blanca de día, morená saladá, blanca de día.
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