Alcalá busca su graduación
, Los resultados electorales de 1991 y los posteriores contactos entre el PSOE e Izquierda Unida, que concluyeron en un acuerdo programático de gestión, auguraban un mandato estable y provechoso para los vecinos de Alcalá de Henares (166.000 habitantes). El resultado ha sido bien distinto, aunque el programa con el que concurrió el actual equipo de gobierno socialista ha conseguido un elevado grado de cumplimiento.Sin embargo, enfrentamientos mas personales que políticos entre el alcalde socialista, Florencio Campos -felipista a ultranza- y alguno de sus concejales de distinta corriente, y la prolongación de estos enfrentamientos con los ediles de la coalición Izquierda Unida tensó la cuerda del pacto hasta que se rompió a mitad de mandato. Por ello, Alcalá de Henares tiene sus presupuestos prorrogados desde 1993. Izquierda Unida no quiso apoyar la piedra angular sobre la que se asienta cualquier gestión municipal, los presupuestos.
La causa de la ruptura fue el incumplimiento por parte del equipo de gobierno socialista de aspectos fundamentales para Izquierda Unida, como el compromiso de construir 2.000 viviendas sociales en este mandato, que se ha quedado en la entrega de tan sólo 29 pisos, aunque en la actualidad están en marcha promociones de viviendas de protección oficial que en un futuro darán cobijo a más de 3.000 familias.
La ciudad alcalaína ha mostrado su incapacidad para convertir su impresionante casco histórico en un lugar de peregrinaje para los turistas. La falta de infraestructura hotelera y la inadecuada política de, promoción de la ciudad tienen la culpa.
Sin embargo, tanto el gobierno municipal como distintos organismos autonómicos y estatales han invertido grandes cantidades de dinero en la zona histórica y han rehabilitado antiguos conventos, cuarteles o caserones semiderruidos y han dado a estos edificios un aspecto agradable para pasear por las calles, al tiempo que resultan prácticos para el nuevo uso que se les ha dado.
Buenos ejemplos son los nuevos juzgados, instalados ahora en un antiguo colegio mayor; la sede del Instituto Cervantes, acogido en un antiguo caserón abandonado, o la conversión del matadero municipal en albergue para las casas regionales de más tradición en la ciudad.
Quizá el mayor anhelo de los gobernantes municipales y de los miembros de la Universidad cisneriana, que también ha tenido un papel importante en la rehabilitación de edificios y su conversión en facultades, ha sido conseguir que Alcalá recobre el esplendor que tuvo antaño, cuando se fundó en el año 1499 en esta ciudad la Universidad Complutense. Esto podría conseguirse dotando a la ciudad de suficientes infraestructuras y servicios específicamente destinados a animar y permitir que los estudiantes de la universidad puedan residir de forma estable en Alcalá sobre todo a través de viviendas de alquiler. Esto propiciaría que el ambiente universitario tomase las calles de la ciudad, como ocurre en Salamanca o Santiago.
Dentro del casi 80% de cumplimiento del programa electoral socialista destaca la práctica eliminación de un problema histórico en Alcalá: la adecuación de la red de distribución de agua, que ha supuesto una inversión superior a los 1.000 millones de pesetas.
La escolarización total de los niños de cuatro años para el próximo curso, la dotación de gimnasios a todos los colegios públicos y la puesta en funcionamiento de comedores escolares han marcado la pauta en materia de educación. Mientras, la escuela de hostelería, otro de los pilares del área de Educación, edificada sobre terreno municipal, ha dado lugar a acusaciones de la oposición por distintas irregularidades referidas a la persona a la que fue adjudicada su construcción.
El deporte ha sido otro de los caballos de batalla de la gestión municipal. La ampliación de zonas deportivas en los barrios y la construcción de una segunda ciudad deportiva en la que la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento han invertido 660 millones de pesetas ha sido dinero bien gastado para los alcalaínos.Todo esto, enmarcado en un clima de crispación política en el seno de los tres partidos que obtuvieron representación municipal (PSOE, 23.273 votos; PP, 14.698, e IU, 10.689). El portavoz de la coalición Izquierda Unida abandonó su cargo en 1993 por desacuerdo con las tesis de Julio Anguita y con sus compañeros concejales, que apoyaban al líder nacional. El grupo socialista perdió a su hombre más joven, Jesús Domínguez, que fue nombrado el pasado año director general de Deportes de la Comunidad de Madrid y ha mantenido una lucha encarnizada con el comité local del partido, dirigido por una corriente de jóvenes enrolados en una corriente denominada regeneracionista, cuyo líder, Francisco Muñoz, ha conseguido situarse como número dos en la lista para las próximas elecciones.
Fruto de estas tensiones fue la decisión del alcalde de colocar a dos concejales de su grupo, de distintas corrientes y enfrentados entre sí, a dirigir los destinos de la Hacienda municipal, muy maltrecha durante estos cuatro años. Tanto que algunos proveedores se han acercado al Ayuntamiento a retirar su mercancía ante la prolongada falta de pago.
11 candidaturas y muchas caras nuevas
De los 27 ediles actuales de Alcalá de Henares, sólo ocho continúan en sus respectivas candidaturas. La renovación más destacada parte de las listas de Izquierda Unida, ya que de los seis concejales que se presentaron hace cuatro años no se presenta ninguno. Sólo el actual portavoz, Javier Ocaña, que sustituyó a mediados de mandato a un compañero, está incluido en las listas.Razones personales y una decidida voluntad de integración de las diferentes familias de la coalición propiciaron la renovación total.El PSOE local finalmente tomó la decisión de que los concejales que llevasen tres mandatos en sus puestos no se presentarían de nuevo, aunque hubo excepciones, como la del propio alcalde, Florencio Campos, profesor de instituto de 51 años, que continúa en la cabeza de la lista, algo que no ha sido bien aceptado por muchos socialistas locales.
La salida de cuatro concejales del Grupo Popular se produjo a mitad del mandato, en desacuerdo con la actitud dictatorial de la presidenta local del PP, Rosalía Rodríguez, que posteriormente fue expulsada del partido por decisión de la dirección regional. Los enfrentamientos entre militantes y Rodríguez fueron continuos.Un total de 11 candidaturas compiten por los 27 escaños municipales. Reaparece el CDS con personas que fueron ya concejales y surgen listas como la de Extremadura Unida, que intenta captar el voto de los numeroso extremeños que residen en Alcalá, o la de la asociación política C+C, que regala premios a aquellos que adivinen qué significan sus siglas. Además, concurren otras listas de carácter local y regional.
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