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Choque de trenes

Australia y Suráfrica abren la III Copa del Mundo de rugby

El gran rugby empieza hoy con un auténtico choque de trenes en la III Copa del Mundo: Australia, actual poseedor del título, y Suráfrica, el anfitrión, se enfrentan en el estadio Newlands de Ciudad del Cabo (Eurosport, 15.30). Los Wallabies australianos, principales favoritos del torneo, con un equipo armado y experimentado en el que figurarán cinco delanteros y tres defensas que ganaron la edición de 1991, deberán demostrarlo ante los Springboks locales, un grande que acaba de volver.Los surafricanos, que estuvieron siempre entre las principales potencias del rugby cuando su país formó parte de la comunidad internacional, sólo son unos recién llegados con asignaturas pendientes. Mantienen su potencial en los partidos jugados desde 1992, tras el fin del régimen de apartheid, pero han repartido derrotas y triunfos sin asentarse aún en la clase preferente.

Australia, en un deporte que ha evolucionado tanto, es quizá la selección que mejor sabe prepararse. El rugby no es sólo ya un juego de táctica y técnica, sino de atletas perfectamente adaptables a muchas modalidades. Un deporte que se concibió como un compendio de las capacidades humanas e incluso fomentó al máximo el juego en equipo con el placaje que obliga al jugador a soltar el balón cuando cae, si no lo ha pasado antes a algún compañero, ya puede explotar esas ideas de equilibrio y generosidad con protagonistas cada vez más perfectos. Ningún deporte colectivo reparte tan perfectamente las posibilidades físicas del hombre, el citius, altius, fortius olímpico: rapidez, potencia de salto y fuerza.

Músculos

Los delanteros son ya masas de músculos, pero cada vez con menos grasa -casi sólo los primeras líneas-, porque deben ser fuertes para empujar, pero también ágiles y hábiles para maniobrar en los mauls -agrupamientos espontáneos- y en las melées organizadas. Los segundas líneas, especialistas en el salto para los saques de lateral (touches), son pívots de dos metros para coger rebotes.

Los cuatro hombres de la línea, e incluso los medios de apertura y melée, y el zaguero, son velocistas de calidad y algunos tres cuartos tienen ya potencia y peso incluso de delanteros. Hoy, con Australia, ausente el centro Horan, para que se recupere mejor de una lesión, la gran estrella junto al capitán, apertura y pateador Michael Lynagh, plusmarquista mundial de puntos en partidos internacionales (864), será el rapidísimo ala Campese, que tiene el récord de ensayos, 63 en 88 encuentros.

Australia, como ejemplo, tiene un entrenador de atletismo en el equipo de técnicos, junto al preparador físico, el psicólogo, el especialista en nutrición, el recuperador de esfuerzos o el masajista. Suráfrica ha trabajado también de forma impresionante en la preparación física. La vieja tradición del tercer tiempo en que los componentes de los equipos se reúnen para beber y confraternizar después de los partidos empieza a estar reñida con los intereses cada vez más profesionales del rugby. Mantener el espíritu del juego limpio, sin violencia, en un deporte rudo y de contacto es cada vez más difícil si aumentan los intereses en juego. Encarnarse en un mundo profesional con jugadores que cobren, pero con alma amateur, lo que le ha mantenido grande, es el gran y complicado reto del rugby.

El choque de trenes de hoy se concretará en dos paquetes de los ocho delanteros potentísimos, con ventaja australiana: 869 kilos contra 861 (108,6 y 107,6 de media por cada jugador). El tercera línea aborígen australiano Ofahengaue es el más potente, con sus 115 kilos y 1,93 metros. Suráfrica ganará sólo por un centímetro en los segundas líneas para las touches, pues Andrews mide 2 metros, como una de las figuras australianas, Eales. Pero Strydom tiene 1,99 y el experto veterano McCall, 1,98.

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