Anguita acusa a González de ser "una rémora" para los socialistas
Hay mensajes a medias, como el de Aznar sobre reforma laboral, pero son peores los mensajes a tercios, como los que ha lanzado González. Cada uno es cada uno. Pero Julio Anguita dejó claro ayer que no se debe utilizar a Aznar para exonerar a Felipe González. Del líder socialista dijo que era "una rémora, una carga, un lastre para su partido", todo ello dicho sin intención de insultar o faltar.
A Julio Anguita, tal vez porque el día en Logroño estaba triste y nublado, el cuerpo no parecía pedirle guerra. Sin embargo, no rehuyó entrar en tema alguno, incluso en aquellos que al principio de la campaña parecían vetados.Ataques a González, sin perder la compostura, y capotazos -o cuando menos una cierta tolerancia- hacia José María Aznar. A uno y otro les critica. Pero, las cosas, como son. Y lo dijo: "No se debe imputar a Aznar, que lanza mensajes a medias, y olvidar que González los lanza a tercios. Ni tampoco se debe utilizar a Aznar para exonerar a González".
Todo tiene su interpretación. Pero el coordinador general de IU pone difícil que los periodistas cumplan con lo que, inevitablemente, les pide cada día -"con humildad, ¿eh?"- sobre el cuidado con los titulares y las interpretaciones que se saquen de sus palabras. Ayer la sensación era que, respecto a Aznar, Anguita mantiene una distancia que elimina mucha de la hiel que puede haber en sus críticas. En su opinión, el líder popular y el líder socialista son iguales: ambos son ardientes defensores de una política económica neoliberal. Pero si con Aznar utiliza guante de algodón por lo menos, con González emplea algo parecido a un cepillo para peinar caballos. Y es verdad que rehúye el insulto y los vocablos ofensivos. Pero hay que reconocer que lo peor no es lo que se dice, sino el retintín.
Así que de Felipe González dijo que era una rémora, un lastre, una carga para su partido. Y que ha perdido el tono educado de sus anteriores campañas. Ahora Anguita ve en el secretario general socialista un hombre crispado, con un lenguaje más endurecido y agrio. "Si ustedes pudieran transmitir el tono de serenidad con que digo esto...". Cierto. No se inmutó, e hizo gala de esa misma serenidad con la que tachó de anécdota la bajada de 50.000 parados en la encuesta de población activa. La misma con que hablé de mayorías y gobernabilidad. La gobernabilidad no responde, dice Anguita, a mayorías, sino al tipo de política que se sea capaz de hacer.
Había llegado la noticia de la muerte de Lola Flores. Anguita tuvo un respetuoso recuerdo para una figura que calificó de contradictoria, pero que ha s ido siempre referencia para muchas generaciones. Y recordó: "Yo la vi bailar un día y fue para mí un espectáculo irrepetible".
Regañina diaria a los periodistas
Cada día, Julio Anguita regaña a los periodistas. Es verdad que siempre emplea un tono amable para hacerlo. Pero raro es el día en que no nos recrimina el que no hayamos sabido captar alguno de sus mensajes, que hayamos seleccionado uno u otro, que, en fin, no hayamos matizado suficientemente. Son cariñosas recomendaciones para que pongamos más interés en nuestro trabajo.El otro día, cuando el autocar de los periodistas entraba en los picos de Europa, Anguita subió durante unos kilómetros y comentó la marcha de la campaña. Es un Anguita muy distinto, más humanizado. Desaparecen de él, entonces, algunos gestos de crispación y su mirada pierde parte de la desconfianza.
Se deja llevar por la pasión y discute de igual a igual sobre profesión, ética, políticos, políticas, y acusa a los periodistas -"no a vosotros, claro" de falta de objetividad. Y se ríe cuando se le dice que los políticos también pierden el culo por un titular. Y que nuestra objetividad depende de la objetividad del político.
Anguita es en esos momentos otro hombre. Y lo advierte. Exige discreción, derecho a la intimidad. "Si hablamos como en una conferencia de prensa me invisto ahora mismo de coordinador general de IU".
Cuando el autobús pasa por Caldas de Luna, cuando todos nos sobrecogemos ante las bellezas de los valles, Anguita reconoce que este sistema de campañas tiene cada vez menos sentido, aunque haya que hacerlas. Ha empezado a llover.
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