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Los 10 mandamientos del buen votante

Se acercan a pasos, agigantados las elecciones autonómicas y municipales. Es, pues, nuestra obligación, como ciudadanos modelos que somos, el prepararnos para tan singular evento por lo que qué no debemos desaprovechar la nueva ocasión para convertirnos de una vez por todas en unos buenos votantes. ¿Y qué se de be hacer para merecer tal distinción? Pues ni más ni menos que seguir a rajatabla los diez mandamientos del buen votante, que, a diferencia de los que recibió Moisés, ni pesan tanto ni se resumen en dos. A saber:- Primero fundamental. La letra puede que con sangre entre, pero el voto, desde luego que no. Bajo ningún concepto el buen votante utiliza, apoya o justifica el animal recurso de la violencia, venga de donde venga. La violencia descalifica a quien la utiliza, ilegitimizándole para cualquier cosa que no sea la ininterrumpida contemplación del programa Lo que necesitas es amor.

Segundo económico. Debemos asumir que las elecciones nos van a costar dinero. No ya el enorme gasto que supone a la tesorería pública, que somos todos, sino por, el dinero que saldrá directamente de los bolsillos propios. El buen votante debe ser un votante informado, y para ello, aunque le duela, deberá. comprar todos los periódicos todos los días de campaña. Así tendrá equis versiones diferentes. Por unos duros, podrá apreciar mejor que nunca cómo todo es según el cristal con que se mira, o por el patrón que paga los sueldos.

- Tercero televisivo. Haga un hueco en su agenda, pero por lo más sagrado no puede dejar de ver los espacios electorales gratuitos que ceden las cadenas televisivas a los diversos aspirantes. Observe y deléitese con los decorados elegidos, la vestimenta del orador, el numero de veces que le ordena que le vote y los posters que en algunos casos dan calor al escenario. Por último, ya en los días postreros de campaña, juegue a la ONCE electoral. Consiste en taparse los ojos e intentar averiguar el partido político en cuestión únicamente por la música de su sintonía electoral (son necesarios un 90% de aciertos para graduarse).

- Cuarto futbolístico. Debe olvidarse por unos días de los avatares de sus equipos favoritos. Espere un par de semanas para celebrar el título de Liga del Madrid o tómese 15 días de vacaciones de sus angustias rojiblancas. No sea impaciente. En este tiempo no va a pasar nada importante, salvo la enésima salida de tono del alcalde presidente.

- Quinto activo. Asista a todos los mítines que pueda. No sólo a los de los grandes espadas, sino sobre todo a los secundarios. Hay muchas posibilidades de encontrar futuros gobernantes en estado casi puro, antes de que las alturas les provoquen cambios en sus discursos y la, inevitable pérdida en su espontaneidad y originalidad.

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- Sexto no sexual. No oculte sus preferencias, como hacen, por ejemplo, la mayoría, de los deportistas. Ni se le ocurra salir con el tópico "yo de política no sé, no contestó". Es muy vulgar. No importa que se haya cambiado de chaqueta, siempre que lo haya hecho menos de seis veces.

- Séptimo constructivo. Sea original y olvide frases como "todos los políticos son iguales, ninguno me gusta y aquí vienen a llevárselo crudo". Sólo se les permitirá tales expresiones a aquellos que hacen bien su declaración de renta, no admiten facturas sin IVA, son partidarios del 0,7, no engañan a su pareja, llevan bien la cuenta de las consumiciones en los bares y cuando eran pequeños nunca robaron en El Corte Inglés.

- Octavo estadístico. Sea escéptico con las encuestas que publican los medios de comunicación. Si se las cree todas, acabará con problemas de multipersonalidad al intentar descifrar y comprender el enigma que supone que cada una dé valores diferentes, tratándose de la misma pdblación.

- Noveno reflexivo. Reflexione en el día de ídem. Camine cabizbajo por la calle, no vea la tele y procure hablar lo mínimo. Descanse y procure asimilar toda la información recibida. Si todavía no ha estallado su cerebro, prepárese para votar.

- Décimo inocente. Por último, participe en una inocentada que le hará disfrutar de la noche electoral añadiendo gozo a su victoria o reconfortándole en la derrota. A la salida de los colegios electorales le preguntaran sobre su voto. Con estos datos y complejos métodos estadísticos se logra confeccionar esos in formes que ofrecen los medios de comunicación a las ocho y un segundo de la noche. En esta ocasión no diga la verdad. Esto provocará gran confusión, cada radio y televisión jurará y perjurará que sus resultados son los buenos, y puede que con un poco de suerte asistamos a otro espectáculo trágico-cómico como el que dieron en las últimas elecciones generales altos dirigentes de un partido político que llegaron a poner en duda el sistema democrático al negar el primer re cuento oficial, bastante más desfavorable para su formación que los primeros sondeos.

Si alguien logra cumplir con ocho o nueve de estas diez premisas, los resultados serán para él lo de menos. Habrá sido un buen votante, y tanto en la victoria como en la derrota podrá dormir tranquilo. Al menos hasta dentro de un mes, cuando le toque hacer la declaración de renta.

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