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El Aberdeen agoniza en la cola

El Elquipo escocés, campeón europeo hace 12 años, esta al borde del descenso

La noticia en Escocia no es el séptimo título consecutivo del Glasgow Rangers, sino la agonía del Aberdeen. Han pasado 12 años desde la épica victoria del conjunto de Alex Ferguson sobre el Real Madrid en la final de la Recopa que condujo al colofón de una Supercopa ganada al Hamburgo.El fútbol británico es implacable con sus campeones continentales. En Inglaterra, el Manchester United, el Aston Villa y el Nottingham Forest han sido inquilinos de la Segunda División tras ganar la Copa de Europa. Pero en una Liga donde sólo baja el último clasificado, parece inverosímil que el Aberdeen ocupe este puesto a falta de dos jornadas para el final. El pasado verano, las casas de apuestas le daban subcampeón, por detrás del insaciable Rangers.

Hay peligro de derrumbamiento en una estructura que parecía una fortaleza. Hace tres lustros, el Aberdeen convirtió los petrodólares extraídos del mar del Norte en un renovado estadio de Pittodrie que, con 23.000 asientos, fue considerado modélico. Emprendió una política de cantera para mezclar con los fichajes y cuando comenzó la decadencia en el Celtic allí estaban los Dons para resistir al Rangers. Entre 1980 y 1990 ganó tres ligas y cinco copas.

En la actualidad cuenta con internacionales como Eoin Jess, Scott Booth, Stuart McKimmie, Duncan Shearer, Stephen Wright y Brian Irvine, presuntos exorcistas de cualquier fantasma del descenso. No ha bajado jamás a la Segunda División y, cuando se piden al aficionado escocés justificaciones por las urgencias tan históricas, pierde la mirada en la copa de whisky y masculla el más viejo de los tópicos. No hay nada imposible.

El pasado sábado, consiguió la victoria -la segunda que logra en campo ajeno durante la temporada- por 1-2 en el campo del Hearts, un resultado que, unido a la derrota del Dundee United, mantiene sus esperanzas. Pero no son fiables en una temporada que nació malformada. En agosto recibió un serio aviso cuando, en la ronda preliminar de la Copa de la UEFA, fue eliminado por el Skonto Riga de Letonia. En pleno Riga mortis empezó a practicar su propia autopsia en la Liga escocesa.

Su técnico, Willie Miller, había decidido rodar una nueva película táctica que no se identificaría con Los Picapiedra.

Abandonó la defensa de cuatro en línea para adoptar un sofisticado sistema basado en una retaguardia de tres.

En el vestuario, la decisión de Miller provocó dudas, discusiones y división de posturas. Coincidió con una racha de lesiones de jugadores clavel como Booth y Shearer, que ofreció una excusa fácil y encubrió el problema. La directiva de un club económicamente blindado y dotado de envidiables infraestructuras pasó tras semana comprobando con lupa la veracidad de la clasificación. Y en febrero, convencida por fin de que el Aberdeen era colista, decretó el despido de Miller, toda una institución.

Otro ex internacional, Roy Aitken, se sentó en el banquillo lamentándose: "Este equipo tiene grandes jugadores que no demuestran su calidad en el campo". "Lo que sucede", agregó, "es que aquí hace tiempo que cunde el pánico". Los 13.000 incondicionales que siguieron aparcando sus traseros en las preciosas sillas de Pittodrie reclamaban fichajes; pero el presidente, lan Donald, insiste en plan muy escocés en que no está dispuesto a tirar ni un trozo de la casa por la ventana. Pero la valía de la savia fresca ha quedado demostrada por Billy Dodds, fichado al Dundee, máximo goleador del equipo y autor de los dos goles frente al Hearts que abren las puertas a la salvación. Si en las dos jornadas restantes el Aberdeen no la consigue, ganaría el premio al descenso más sonado del año.

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