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LA SUCESIÓN DE MITTERRAND

Nadie se fía ya de los sondeos tras su estruendoso fallo en la primera vuelta

Enric González

Las empresas dedicadas a sondear la opinión predicen una fácil victoria de Jacques Chirac, el candidato de la derecha, en la segunda vuelta de las presidenciales. "Dejémonos ya de tonterías", afirma Philippe Séguin, uno de los primeros espadas chiraquistas, "todo el mundo sabe que esto se ganará o se perderá por un pelo". Tras el fiasco de la primera vuelta, los sondeos han perdido credibilidad.

Ninguna empresa fue capaz de intuir la victoria del Socialista Lionel Jospin. "No hay que creerse los sondeos a pies.juntillas", se justifica Pierre Giacometti, de la firma BVA. "Ofrecemos orientaciones, no profecías", agrega.Ocurrió lo mismo en el Reino Unido en 1992, cuando los. sondeos predecían una estrechísima victoria laborista y ganaron los conservadores, con mayoría absoluta. Como en España en 1993, cuando la esperada victoria de los populares se convirtió en victoria socialista. 0 como en Italia, el domingo pasado, cuando la ventaja atribuida a Silvio Berlusconi acabó siendo triunfo de la izquierda.

En el caso de Francia, las grandes empresas de prospección (Sofres, BVA, Louís-Harris, CSA, lfop, Ipsos) no percibieron el quiebro del electorado hasta que se abrieron las urnas. Los últimos sondeos, que circularon confidencialmente el sábado, reflejaban una caída de dos o tres puntos en la intención de voto a Jacques Chirac, pero le colocaban aún holgadamente en cabeza, con un 25% o un 24%, según los casos. Jospin y Edouard Balladur quedaban siempre por debajo del 20%, prácticamente empatados. El mismo domingo, a las 17.00 horas, los teóricamente fiabilísimos SSU (sondeos a la salida de las urnas) seguían ofreciendo un resultado similar. -

1 Hubo que esperar a las 18.30 y a las proyecciones efectuadas sobre los primeros recuentos reales (los colegios cerraban a las 18.00 horas, salvo en las grandes ciudades) para que los adivinos percibieran que algo fallaba.

En los estudios de la cadena pública France 2, donde se preparaba el informativo electoral, a Pierre Giacometti, de BVA, le entraron sudores fríos. ¿Victoria de Jospin? Parecía imposible. Contraviniendo las normas deontológicas, Giacometti llamó a los estudios dé la televisión privada TF- 1 y preguntó a sus colegas de Sofres si detectaban "alguna sorpresa". Ellos estaban igualmente boquiabiertos. Jospin ganaba.

. Esa misma noche, mucho más tarde, los directivos de BVA, Sofres y demás empresas del ramo repasaron sus archivos informáticos y encontraron el error que todos habían cometido. Sus "resultados brutos" indicaban, efectivamente, que Jospin dispondría de casi el 25% de los votos. Pero los sondeados se mostraban tan críticos con el Partido Socialista y con el balance mitterrandista que decidieron, todos, aplicar una corrección a la baja. Nadie contó con que, finalmente, la izquierda no comunista optaría, casi en bloque, por un voto útil que los propios sondeos fomentaron al sugerir una segunda vuelta entre Chirac y Balladur.

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Los más furiosos contra los sondeos fueron los políticos, sus principales consumidores. "El resultado es, sobre todo, un formidable fracaso de los sondeos", bramó el portavoz balladurista, Nicolas Sarkozy. "Hemos asistido al nacimiento de una nueva raza de electores", dijo a su vez el chiraquista Frédéric de Saint-Sernin, quien hizo una reveladora definición de esos "nuevos electores": "Gente capaz de votar de una forma completamente irracional". 0 sea, gente que no vota lo que mandan los sondeos.

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