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Riadas de coches en las pantallas de Tráfico

Una veintena de funcionarios miran atentamente en las pantallas del Centro de Gestión de Tráfico en Madrid el mismo programa de televisión durante horas: riadas de vehículos que regresan a la capital tras pasar las vacaciones de Semana Santa. 300 cámaras de circuito cerrado lanzan constantemente al medio centenar de pantallas toda la información sobre los accesos a Madrid en un radio de 30 kilómetros. Los funcionarios pueden, como en un control de realización, cambiar de plano y acercar o girar la cámara para observar de cerca a los conductores. Los realizadores de la DGT no sólo reciben información, sino que también colaboran en el guión de la operación salida enviando mensajes a los pórticos (los grandes carteles negros que informan a los conductores de que el atasco les espera o simplemente recuerdan al motorista despistado el uso del casco). Una pantalla más grande recoge las imágenes de los helicópteros equipados con cámaras que sobrevuelan las carreteras.La información no sólo llega al centro de pantallas por medio de las cámaras del circuito cerrado. Al pie del asfalto, la Guardia Civil, por telex o por radio, envía constantemente los últimos datos sobre el estado de las carreteras, los puntos negros y los siniestros.

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Otra vía de información es un enorme mapa de España y otro de la zona centro que recogen los datos de intensidad de la circulación. Miles de lazos inductivos instalados bajo el asfalto crean un campo magnético que varía cada vez que pasa un coche sobre ellos. Colocados de dos en dos, miden el número de coches que pasan por una vía, la intensidad del flujo de vehículos y si se trata de turismos o vehículos pesados. El volumen de circulación se, mide con códigos de colores. Del blanco (circulación idónea y prácticamente imposible de conseguir), al negro (carretera cortada), pasando por el verde, el amarillo y el rojo, el color de las retenciones kilométricas y la desesperación de los automovilistas.Teléfono de la esperanza

Toda la información recibida se pasa a unos terminales de ordenador en los que un funcionario, pegado a un teléfono, responde a las llamadas de los ciudadanos al 900 123 505 (las últimas cifras del teléfono de Tráfico se eligieron por su similitud de las tres últimas cifras con las siglas SOS). "Hay veces que el teléfono de la información se convierte en el de la esperanza", explica el director general de Tráfico, Miguel Muñoz. "La gente llama porque se ha enterado de que ha habido un accidente en tal carretera por la que iba a viajar un familiar y llaman para confirmar que no le ha pasado nada y va a llegar a su destino".

En fechas como la de ayer, las 30 líneas de la DGT pueden recibir hasta 48.000 llamadas.

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