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FÚTBOL PRIMERA DIVISIÓN

Fran defiende la candidatura del Depor

Los juqadores de Arsenio mantienen su pulso por el título tras su paso por Anoeta

El Deportivo no engaña. Su fútbol se rige por criterios automovilísticos y divide los tiempos en función del cambio de marchas. Generalmente lo utiliza con corrección y entonces el rival se limita a seguir su estela con más voluntad que fe. Si chirría el cambio, entonces peligra la travesía. No fue ayer el caso salvo algún derrapaje.El Depor se plantó en Anoeta como. quien diseña un bosque: un futbolista aquí, otro allí y todos en todas partes. Poco importó que Fran, Aldana o Bebeto deambularan buena parte del encuentro como titiriteros aburridos. El primero acostumbrado a la conducción cerebral del equipo se aprestó a culminar los atajos que buscaron sus compañeros y convirtió en gol cada balón que cayó en sus botas.

El partido lo cogió por el cuello Donato. En vez de botas se calzó dos imanes, con uno atrajo a Karpin y con el otro dirigió la compañía sin aspavientos pero con esa efectividad que acaba por echar a los rivales.

Tras unos minutos circulando en primera, el Deportivo cambió de marcha y se adueñó del balón y del campo metro a metro. Era una cuestión de jerarquía. López Rekarte y Villarroya facultaron el despliegue de Donato. Franadelantó dos metros su posición y cambió de carril con lo que evitó el peaje de Imanol (ciertamente gravoso) y a la primera aceleración encontró el gol en un contragolpe fulgurante. Lo hizo tan fácil que no pareció ni dificultoso. Pero el remate tenía su miga. La jugada nació en un saque de esquina de la Real Sociedad y en apenas unos segundos Fran encaraba a Alberto tras la precisa circulación de Aldana Era la primera opción de gol del partido y en ella reivindicó el Deportivo su estrategia y su talante.

Hasta el gol, la Real Sociedad no encontró la señalización adecuada. Sin abastecimiento (Karpin estaba hundido ante Donato) y cegado en los extremos, su fútbol tenía el trazo grueso de los equipos viscerales. Más que nunca la dependencia de Kodro o la ansiedad de Karpin le agarraban al partido por lo exiguo del marcador.

El Deportivo culminó la primera mitad a velocidad de crucero, con Voro enzarzado en una guerra privada con Kodro como única dificultad del partido. El descanso debió enfriar a Liaño, apegado más que nunca al césped de Anoeta en una actitud forestal sorprendente. En el primer saque de esquina el guardameta deportivista se clavó en la cal e Imanol cabeceó un saque de esquina, en la boca del gol.

Fueron momentos de duda en el Deportivo, sorprendido por la fragilidad de su portería. Liaño, dubitativo en los balones cruzados encendió la, alarma en el patio trasero que hasta entonces había guardado Djukic.

Pero la Real Sociedad se contagió de tanta generosidad y su defensa devolvió con creces los donativos de Liaño. Loren se permitió una frivolidad ante Fran y el deportivista, listo como el hambre, metió la puntera, dejando en evidencia la escasa cintura de su rival. Era el segundo gol del cerebro coruñés que interpretaba a la perfección su nuevo papel sin que la Real Sociedad apreciara el nuevo reparto. La adrenalina donostiarra se agotó en ese lance. De poco sirvieron un par de remates intencionados y algún ejercicio de voluntad ante un rehabilitado Liaño.

El Deportivo recondujo el partido a su carril predilecto. Una vez más Fran se cambió, de lado y una vez más la Real Sociedad no apreció la maniobra. De sus botas salió el pase que Bebeto le robó a Alberto, contagiado sin duda de la generosidad defensiva de su equipo. Fue una cantada épica que el brasileño, olvidado y apático durante todo el partido, agradeció sobremanera.

La jerarquía coruñesa sólo tuvo un momento de duda tras la reanudación. Durante el resto del partido redujo a la Real Sociedad a cenizas y le recordó a cada instante que la victoria sólo podía obtenerse a velocidad de vértigo. Algo impensable para la Real Sociedad que juega a borbotones y necesita tiempo para, fabricar el producto. El Deportivo es precisamente lo que nunca otorga al contrario. De ahí el resultado.

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