La hora de Eddie Johnson
El jugador estadounidense del Olympiakos es la gran amenaza para el Madrid
Después de 14 años de carrera profesional, Eddie Johrison (35 años, 2,01 metros) alcanza por fin el centro del escenario. Su largo y distinguido paso por la NBA le sirvió para ganarse el aprecio de los especialistas, que siempre le han tenido por un jugador de clase, excelente anotador, un tipo consistente que nunca ha defraudado. Sin embargo, algo le ha faltado a Johnson: carisma y suerte. Cuando fue la estrella de un equipo -con los Kings entre 1981 y 1987-, ese equipo era el peor de la NBA. Cuando llegó a Phoenix en 1988, los Suns vivían una crisis galopante, producto del consumo de drogas de varios de sus jugadores. Y en su penúltima etapa, con los Sonics de Seattle, su trabajo era simplemente el de un especialista: el sexto hombre. Un gran sexto hombre, pero esa condición era insuficiente para darle el carácter de estrella. Ahora, cuando su carrera comenzaba a languidecer, el nombre de EddieJohnson está en la boca de todos. Es la gran amenaza para el Madrid.Siempre ha tenido un perfil bajo. Jugó y bien en la universidad de Illinois. Era un chico que se había pulido en los patios de Chicago, junto a su hermano Frank (base durante muchos años de los Bullets de Washington). De aquella época conserva un tiro más letal que ortodoxo y el carácter firme de los jugadores que han visto de todo. El prestigio que alcanzó en Illinois no fue suficiente para conseguir un puesto en la primera ronda del draft de 1981, una de las mejores promociones de la historia (Isiah Thomas, Mark Aguirre, Rolando Blacknian, Buck Williams, Orlando Woolridge, Nance ...). Johnson fue seleccionado en la segunda ronda, con el número 29. Muy típico de un hombre que nunca pudo colocarse bajo los focos de la fama.
Sin embargo, su trayectoria en la NBA es comparable a la de los mejores de su generación. Su impacto en los Kings fue instantáneo. En su segunda temporada anotó una media de 20 puntos y seis rebotes por partido. Pero sus estadísticas pasaban desapercibidas para los aficionados. Estábamos ante un excelente anotador, buen lector del juego y bastante listo para cazar rebotes, aunque su juego nunca ha sido explosivo. Marcaba sus puntos de forma silenciosa y cogía sus rebotes de forma más silenciosa todavía. Con un poco más de estruendo y metido en un equipo de más calado, Eddie Johnson podría haber participado en alguna de las ediciones de los All Star de la NBA. Pero Johnson estaba marcado. Hacía las cosas bien, pero sin ruido. Estaba destinado a convertirse en un jugador para profesionales.
Los entrenadores siempre han hablado bien de Johnson. Les gusta su frialdad para asumir su papel (desde el puesto de sexto hombre ha sido uno de los jugadores más importantes de la NBA) y su equilibrio. Sus condiciones defensivas han sido peores. No se distingue en esa aspecto, como si su carácter templado le impidiera remangarse en el tajo defensivo.
Su trayectoria última en la NBA ha sido la de un especialista. Tanto en Phoenix como en Seattle aparecía desde el banquillo para aliviar los problemas de anotación. Johnson siempre encuentra su tiro y la manera de hacer daño. Lo demostró el martes frente al Panathinaikos. Su porcentaje. de acierto en los lanzamientos fue discreto, pero su presencia resultó crucial en los momentos más intensos del encuentro. Con ese amplio equipaje culminó con los Hornets de Charlotte sus 13 años de carrera en la NBA. El balance era excelente: 17.658 puntos, un promedio de 17,5 por partido y 4,3 rebotes. Con números muy parecidos, y también con una clase excepcional, Rolando Blackman ha sido cuatro veces All Star.
La llegada de Eddie Johnson al Olympiakos fue silenciosa, como cabía suponer. Grecia le ofreció un buen dinero y la oportunidad de estirar su carrera. Su respuesta ha sido la habitual: cuando ha llegado el momento cumbre, Eddie Johnson no se ha arrugado. Todavía es el tipo de jugador que te puede matar de cuatro formas diferentes. Ante el Panathinaikos anotó casi la mitad de los puntos del Olympiakos. De repente, todo el mundo habla de Johnson como la gran amenaza para el Madrid. Por fin le ha llegado su hora.
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