El enemigo en casa

"El Barcelona ha decidido voluntariamente jugar su próximo partido europeo en el Santiago Bernabéu, no en el Camp Nou". La noticia, impensable en España, ha saltado en Italia con dos protagonistas similares a los dos grandes del fútbol español: el 4 de abril el Juventus jugará la ida de la semifinal de la Copa de la UEFA frente al Borussia Dortmund en el campo del Milan, no en su escenario de Turín. Los turineses no tienen el estadio clausurado, tampoco levantado en obras. Simplemente, el club se ha rebelado contra el Ayuntamiento. Ha asestado un duro golpe a los políticos municipales, que desde 1990 -tras la construcción del estadio Delle Alpi con motivo del Mundial italiano- obligan al Juventus y al Torino a pagar el 6% de sus recaudaciones.Torino y Juventus reclamaron un estadio en la antesala del Mundial de 1990. El Ayuntamiento aceptó la propuesta; pero sólo en parte. Los dos equipos querían un estadio con el aliento del público sobre el cogote de los jugadores, ubicado al sur para evitar las heladas y gestionado, al menos en parte, por las dos sociedades deportivas. El Ayuntamiento construyó el estadio al norte, con el público a veinticino metros del césped y cedió la propiedad a una empresa llamada Publigest. Ésta, no sólo recibe el 6% del taquillaje de cada partido, sino que gestiona toda la publicidad estática. Ahora, Juve y Torino quieren construir otro campo. Un escenario más acogedor -con 50.000 localidades en vez de las 75.000 habilitadas en Delle Alpi-, con menos escarcha y más barato.

La primera medida de presión la ha tomado el Juventus, el club más popular de Italia. Ha trasladado su choque ante los alemanes del Dortmund a 130 kilómetros de Turín. A casa de su mayor enemigo en el campeonato italiano. Al salón del Milan, el equipo que le ha birlado los honores en los últimos años. En San Siro sólo tendrá que pagar una mínima renta y podrá rentabilizar toda la publicidad estática.

Los tiffosi apoyan la decisión juventina. Al fin y al cabo, el equipo se nutre de seguidores sin raíces turinesas. La mayoría de ellos proceden de los alrededores -Florencia, Bolonia, Modena, Rimini, Reggio-Emilia- y organizan cada domingo una procesión a Delle Alpi. Hasta el pasado lunes, el Juventus ya había vendido 40.000 entradas para la eliminatoria.