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FÚTBOL PRIMERA DIVISIÓN

Al Deportivo le falla el ataque

Ante el Zaragoza, los gallegos no aprovecharon la superioridad numérica

MANUEL GRACIA. El Deportivo agotó ante el Athletic, en la Copa, su fútbol de fantasía. En La Romareda volvió a mostrarse como un equipo sólido en defensa pero con escasos recursos en ataque y sólo la mala puntería que persigue al Zaragoza impidió que se llevara una abultada cosecha de goles de la capital aragonesa. Ni siquiera fueron capaces de aprovechar la superioridad numérica que disfrutaron durante media hora del segundo tiempo. Los balones colgados al segundo palo fueron su único recurso, pobre bagaje para un equipo que pelea por el título de Liga.

Los jugadores de Víctor, Fernández, en un primer tiempo en el que su, fútbol recuperó la brillantez de la temporada pasada, desaorbolaron por completo: al Deportivo. No solo lograron adelantarse en el marcador, sino que se convencieron de la vulnerabilidad del cuadro de Arsenio, les metieron el miedo en el cuero y pudieron marcharse al descanso con el partido sentenciado. Lo evitaron dos balores repetidos por el poste y un fallo incomprensible de Cafú, junto al palo y sin portero.

El Zaragoza cedió el dominio territorial a su rival y esperó que el partido fuera madurando. En cuanto a Aragón pisó el acelerador el choque se decantó. La velocidad de Higuera y Pardeza, junto a las entradas de Poyet, se demostraron demasiado peligrosas. La pólvora gallega se había terminado en el minuto 14, cuando Aldana tiré fuera en una posición favorable. A partir de ahí comenzaron los avisos del Zaragoza, que fueron ganando en intensidad. Poyet cabeceó al poste en el minuto 25 y dos después Pardeza culminaba una espléndida jugada de Cafú e Higuera.

López Rekarte y Rivera habían guardado sus tradicionales subidas por la banda para cerrar las penetraciones de los jugadores zaragocistas y ni Fran ni Donato, que apenas recibían balones en condiciones, eran capaces de hacer funcionar a su equipo. El Zaragoza mantuvo el ritmo y con balones largos, que apenas pasaban por el centro del campo, mantuvo a Liaño en tensión permanente. Aún hubo tiempo en el cuarto de hora final para que Higuera estrellara otro balón en el poste, el segundo, y Cafú, que formó un binomio perfecto con Belsué, falló un gol sin portero.

El decorado varió tras el descanso, pero no por la mejoría del juego gallego. La segunda tarjeta de Aragón- a los 54 minutos, paralizó al Zaragoza, que cedió todo el campo al Deportivo. Tanta era la ventaja y tan manifiesta la incapacidad deportivista que Arsenio se permitió por una vez ser incongruente con sus teorías y puso sobre el terreno de juego a Claudio, Julio, Salinas, Manjarín y José Ramón. Ni aun así llegó el peligro.

Arsenio se desesperaba. El gol del Deportivo sólo podía llegar en un rebote y Julio, Salinas no tenía su tarde. Por contra, el Zaragoza, que había dejado a Pardeza como único. hombre en punta, hizo más, patente su dominio del contragolpe. El público se puso en pie hasta en tres ocasiones para vibrar con las galopadas del único exilado de la quinta. Tuvo en sus botas la resolución del choque, pero le faltó la punta de velocidad que ha caracterizado su carrera y que sólo la edad arrebata. Además la segun-, da. vez que vio portería, el colegiado anuló la acción por un inexistente fuera de juego.

El partido no era de calidad, pero estaba repleto de emoción e intensidad. Hasta Brito Arceo se contagió y en un partido sin dureza ni acciones subterráneas mandó a la caseta a tres hombres, Aragón, Donato y Aguado, provocando las iras del público y los dos banquillos.

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