Tropezones por arriba

La jornada sonaba a repetición de la jugada: patinazo de los perseguidores -Barça y Deportivo- y victoria posterior del Real Madrid. Todo parecia cantado y previsible. El Madrid abriría más hueco en una Liga que navegaba a ritmo de crucero, sin sobresaltos, y con un rumbo inalterable. Por arriba y por abajo. Pero todavía no había hablado el Racing, aquel equipo que sacó los colores al Barça.El Madrid intentó aferrarse al resultado cuando ganaba 1-0, disimulando así sus pequeños baches de juego. En eso consiste también la fórmula en un torneo de regularidad, en saber esconder las debilidades propias entre los errores ajenos hasta dejar la carrera en punto muerto, una escala en una isla perdida. Pero en fútbol todo vale, salvo lo previsible.

En Barcelona, después del disgusto del sábado, parecía que la única alegría futura se reduciría ya a lo que suceda el miércoles en París. El resto, los asuntos domésticos, debían centrarse en cerrar de la mejor forma posible la época de decadencia del primer proyecto de Cruyff y en sentar las difíciles bases para una segunda fase triunfante. Pero la derrota madridista anoche en Santander deja aún abierta la puerta a la esperanza. Más aún, lo que ha dejado es el mal sabor de la ocasión desaprovechada en el Manzanares de acercarse a dos puntos del Madrid.

En La Coruña, con planteamientos similares, pero sin Europa, se enfrentan a un problema nuevo, el de sobrevivir al desencanto o cómo lograr que la frustración por no conseguir el título al tercer intento se lleve por delante las bases en las que se asentó el éxito.

En cuanto a los equipos que ocupan plazas de descenso y promoción la situación sigue con angustia prolongada. En Gijón, por ejemplo, casi se conforman con el mal menor de tener que jugarse la permanencia con un segunda antes que pasar otra vez por el sonrojo de que un equipo que está casi descendido les puntúe en El Molinón. Mientras, el Valladolid y el Logroñés han visto cómo huyen de la quema casi todos sus acompañantes en la sima, el Atlético, el Racing y el Albacete.

El único feliz ayer, en una jornada tan atípica, fue el apostante de Madrid que ganó con su pleno de 15 resultados más de 432 millones de pesetas en las quinielas.