Ottey piensa en la revancha
Merlene Ottey vuelve a Barcelona dos años después de su decepcionante paso por los Juegos Olímpicos de 1992. Aquel verano se ganó el sobrenombre de la dama de bronce, un estigma que sólo se quitó en los Mundiales de 1993, cuando ganó la final de 200 metros. Fue su primera victoria en una gran competición. Sin embargo, su trayectoria y su carisma siempre han estado por encima de sus abundantes frustraciones. Desde 1979, cuando estaba enrolada en la Universidad de Nebraska, Ottey ha permanecido entre las mejores velocistas del mundo. Ahora, con 34 años, llega como favorita a la final de 60 metros, un desafío que hasta hace poco estaba fuera del alcance de atletas tan veteranos. Ottey, Christie y Lewis han puesto en cuestión las teorías aparentemente científicas que han explicado la curva de rendimiento de los atletas. Se consideraba que la frontera de los 30 años marcaba el declive irremediable de los velocistas. Pero apareció el dinero en, el circuito y la teoría se derrumbó. Lewis, Christie y Ottey han conseguido las mejores marcas de su vida y los mayores premios después de haber superado los 30 años.La ausencia de Privalova cede la condición de favorita a Ottey, una de las tres mujeres que han bajado de los siete segundos en 60 metros. Su mejor tiempo esta temporada es de 6,97s, una marca inalcanzable para sus rivales. Sólo la inconsistente Carlette Guidry está en condiciones de amenazar a la atleta jamaicana. En el apartado masculino, la carrera estará devaluada por la ausencia del británico Linford Christie, aunque está asegurada la participación de los dos únicos velocistas que le han superado esta temporada: el canadiense Donovan Bailey y el británico Darren Braithwaite.
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