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El Deportivo se pierde en el limbo

La ambición del Espanyol doblega al conjunto gallego

Robert Álvarez

El Deportivo se convirtió en el mejor revulsivo del Espanyol. Camacho se devana los sesos por erradicar el pesimismo endémico de una afición que ha visto a su equipo dos veces en Segunda en los últimos cinco años. La llegada a Sarrià del aspirante a romper la dicotomía en la lucha por el título sirvió para que Camacho diera sentido a su grito de autoafirmación.Camacho maniobró con precaución, máxime cuando le faltaban dos peones básicos en su esquema tradicional como el defensa Pochettino y Francisco, el hombre sobre el que pivota su colectivo. Pero al propio tiempo apostó el técnico de Sarrià por el triunfo y cuando observó que el partido se escoraba hacia una pelea en el centro del campo sin solución. de continuidad dio entrada a Lluis. Le os de retirar a otro delantero, envió a la ducha a Roberto -algo gris en el centro del campo- y retrasó a Lardín, cuyas correrías en la punta del ataque, habían sido estériles. La pequeña revolución en el esquema españolista descompuso la disposición timorata pero hasta entonces sólida del Deportivo.

Las ocasiones, hasta entonces escasas y propiciadas por acciones, aisladas de contrataque o por algún robo de balón, se repitieron ante la portería de Liaño. Rebasado el tercer cuarto del partido, el guardameta del Deportivo, quedó sólo ante el peligro. Lluis, Raducioiu en dos ocasiones y Brnovic avisaron de la inminencia del gol. El tanto pilló al equipo gallego derrengado, sin poder ninguno de reacción.

Hasta que Camacho destapó su carácter ganador, había dispuesto el equipo gallego de casi 70 minutos en los que no acertó a plasmar su presumible superioridad. Fran, en una de sus puntuales apariciones, ofreció una asistencia a Bebeto (m. 17), que puso a prueba a Toni. Ese y otro tiro raso y cruzado del delantero brasileño. (m. 57), tras un pase largo de Manjarín, fueron las únicas señales de vida que ofreció el Deportivo.

El equipo gallego no miró nunca de frente al partido, se mostró errático y se apostó en una posición de francotirador que acabó condenándole.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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