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FÓRMULA 1

El año de los motores

Las grandes marcas automoviIísticas se vuelcan en el 'gran circo'

La revolución iniciada a mediados de la temporada de 1993, destinada a devolver la emoción y la competitividad a la fórmula 1, tomará este año forma definitiva. El recuerdo catastrófico del año pasado, plagado de incidentes y saldado con varios muertos, entre ellos el mejor piloto, ha tenido efectos inesperados. De esa temporada de transición, dominada abrumadoramente por el alemán Michael Schumacher y su Benetton-Ford pese a las maniobras de despacho que intentaron darle emoción al campeonato, se ha pasado a una nueva época en la que todo está abierto y las apuestas son muchas y muy sólidas.Las grandes marcas automovilísticas se han decidido a volcarse definitivamente en la fórmula 1 a un nivel que no se recordaba en circo. A la ya vieja presencia de Fiat, de la mano de Ferrari, la consolidada de Renault, que este ano proporciona motores a dos equipos punteros -Williams y Benetton-, hay que añadir la entrada definitiva de Mercedes, que abandona al suizo Sauber y se empareja con McLaren, el equipo más laureado de la fórmula 1. Peugeot, por su parte, abandonado por Ron Dennis, el patrón de McLaren, ha encontrado cobijo en Jordan uno de los jóvenes equipos más pujantes. Y Ford, cuyo V8 permitió a Schumacher hacerse con el título el año pasado, equipará a Sauber y Ligier. Menos los japoneses, cuyo Mugen-Honda no parece estar a la altura, la lista de grandes fabricantes de cara a la temporada, que se inicia dentro de un mes en Brasil, parece abrumadora.

McLAREN-MERCEDES. El año de transición ha servido para que los responsables de las grandes escuderías se hayan decidido por mantener una continuidad necesaria, en especial cuando se trata de desarrollar un proyecto. En este sentido parecen sorprendentes las dificultades de un veterano como Nigel Mansell para encontrar un volante. No porque se trate de un candidato claro al título, aunque todo se puede esperar del viejo león que ya acabó la temporada pasada con un Gran Premio en el bolsillo, sino porque el actual plantel de pilotos a disposición de los equipos no anda precisamente sobrado de veteranos con los conocimientos técnicos suficientes como para poner a punto un nuevo modelo. Dennis, que sale a la palestra con un vehículo totalmente nuevo y revolucionario y también con un motor de nuevo diseño, ha sido muy hábil en hacerse con los servicios del británico. Junto al finés Makinnen forman un dúo que puede complementarse excelentemente.

WILLIAMS-RENAULT. Más floja parece la pareja con la que se ha conformado Williams. A Damon Hill -que ni es una joven promesa ni puede vanagloriarse de una gran experiencia- le falta esa punta de más de los grandes campeones. El escocés David Coulthard apunta buenas maneras pero es una incógnita.

FERRARI. Y, de nuevo, la eterna incógnita. Todo sigue igual en Maranello. El dúo John Berger y Jean Alesi, el diseño de John Barnard, la dirección deportiva de Jean Todt y la presencia mágica del hombre mito Nicki Lauda. Sobre el papel y con el corazón, una vez más, éste podría ser su año.

BENETTON-FORD. Esta escudería italiana, con un chasis muy probado y el campeón del año pasado, el implacable Michael Schumacher, contará este año con el mejor de los motores Renault, una garantía absoluta, y un buen segundo en Jonny Herbert, especimen de la más tradicional escuela británica y un hombre que se ha batido el cobre siempre con material de segunda.

JORDAN-PEUGEOT. La escudería irlandesa podría ser la gran sorpresa del año. Jordan, la que descubrió a Schumacher y se lo dejó robar después de una manera un tanto extraña, tiene todos los mimbres para colocarse en primera línea. Fondos económicos a través de la petrolera surafricana Sasol, el mejor piloto surgido de la escuela brasileña, Rubens Barichello, y el Y 10 Peugeot, un gran motor en potencia desechado por McLaren antes de que pudiera evolucionar. De hecho, Barichello ya ha conseguido dejar su firma al hacerse con el mejor tiempo de los ensayos de invierno en el circuito de Jerez.

SAUBER-FORD. Este equipo pierde a Mercedes pero se hace con Ford, el V 8 del campeón del año pasado, un motor al que tal vez le falta potencia pero que en resistencia y elasticidad supera a todos. Una operación en la que tal vez salga ganando. Como pilotos presenta la incógnita del austríaco Karl Wendlinger, el hombre que volvió de la muerte tras pasar casi un mes en coma profundo, y el hispano-alemán Harald Frentzen, una de las promesas más sólidas del circo.

EL RESTO. Relleno. Ligier, que es ahora propiedad de Franco Briatori, el patrón de Benetton, es prácticamente una segunda marca, al estilo de los clubes de futbol. Minardi, como siempre, no tiene dinero; Footwork, tampoco y Larrouse otro tanto de lo mismo. El viejo Ken Tyrrell sobrevive como ha venido haciendo desde que se retirara Jackie Stewart. Otros equipos, como Symtek, acabarán de rellenar las parrillas de salida o se pelearán por entrar en ellas.

DIFUNTO. Faltará un clásico entre los clásicos, Lotus, que no ha podido sobrevivir a la desaparición de Colin Chapman.

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