Sufrir en el campo
José Luis Zalazar, delantero uruguayo y capitán del Albacete, pronunció una frase lapidaria a la conclusión del partido de su equipo contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu el pasado 19, jornada electoral en el club madridista: "Hemos sabido sufrir en el canipo", dijo. El resultado fue de empate a cero, naturalmente.El padecimiento de los conjuntos que buscan desesperadamente la igualada inicial se extiende tanto entre los jugadores como entre los peatonales de la grada, que son los que pagan, claro. Porque el fútbol es un a fiesta dominical y costumbrista, y no un viacrucis de jugadores hipocondríacos. La Liga se gana a base de goles y ataque, y no con sufrimientos derivados del cerocerismo, que es como un mal dolor de muelas.
El Éibar, en esta jornada, recibió una recompensa injusta en su visita al Villarreal (0-1), en el enfrentamiento entre los dos equipos revelación de la temporada en Segunda División. El Eibar salió dispuesto a sufrir -vaya por bios-, a aguantar el cero a cero con un fútbol aéreo y al patadón. Pero los jugadores vascos se encontraron con un, gol de Loinaz -ex jugador de la Real Sociedad- en el minuto 80. El Éibar ocupa ya un puesto con derecho a la promoción, y parece dispuesto a plantar batalla en Primera División la próxima temporada, como el Compostela está haciendo en la actual.
El Mérida es nuevo y sorprendente líder, tras su victoria de ayer y la derrota del Rayo Vallecano. Benítez, delantero cedido hace un par de meses al Mérida por el Atlético de Madrid, se ha convertido en un estilete atacante de regate imprevisible, que ayer marcó dos goles, uno de ellos extraordinario. (Benítez, puede ser, la próxima temporada, una pieza importante en el Atlético que, según todos los indicios, estará en Segunda).
El Rayo Vallecano llevó 20 autobuses hasta Alicante, pero el Hércules acabó ayer con las 12 jornadas invictas, las mismas que llevaba Paquito en el banquillo de entrenador.
El Barcelona de esta categoría parece destinado últimamente al empate. El joven Julio Iglesias sucedió a principios de año a Angoy, yerno de Johan Cruyff, como portero con una tranquilidad absoluta. Se ha convertido en la revelación y ha demostrado que no pasa nada, unos que vienen y otros que se van, la vida sigue igual.
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