Una mañana

Mañana de sábado. Febrero. Abro EL PAÍS. El PS francés elige a quién enviar a una derrota segura. Sigo: crónica desde el Amazonas. ¿Dónde está la guerra? Contemplo absorto la alegría de los soldados que parten hacia el frente. A la guerra. ¡Viva la muerte! Recuerdo la llamada de un indio a la radio: ¡Sólo morimos nosotros!". Prosigo. Me deleito con una crónica sobre el robo de novias en el Cáucaso. Vera y Oriente Próximo, en los editoriales. Una frase del artículo de Newt Gingrich para la antología. Da igual. Esta misma: "Sin una vibrante civilización norteamericana, la barbarie, la violencia y la dictadura aumentarán en todo el planeta". ¡Ojo al dato!Foto de Felipe González: a un lado, Cuevas; al otro, Cándido Méndez; cerca, Gutiérrez Impagable.

Llego a Sociedad: La Paz suspende una operación, en el mismo quirófano, a una mujer que esperó 18 meses. No comment. Un sobresalto más: una secretaria despedida del trabajo acusa al empresario de acoso sexual. ¡Qué más, qué más! Babelia: el último libro de Kundera, la genial nota sobre unas recopilaciones de Max Aub, al que nunca, desde mi juventud, he leído. Dolor de España de un extranjero nacionalizado. El corresponsal en París avanza: llega la NFT, Balladur arrasa. Apasionante artículo sobre los coqueteos de Sartre con el nazismo. Nuevo varapalo al mito: ¡me arrepiento de no haber movido un dedo ante el nazismo! Juan Cruz golpea con fuerza: los teatros no tienen luz, los museos están llenos de goteras, la generación cabreada. A mí me sacan 30 años. Crónica sobre La reina Margot. Me entretengo más leyendo la reseña sobre la película que viendo la película. Bien, la inversión va bien, la economía sigue creciendo. Ya voy por la sección de Economía. Para terminar, apología del 98 del mayor de los pesimistas. Del mayor de los maestros, Eduardo Haro Tecglen. Felipe renace la eterna polémica.

Gracias. Joven en paro. Siempre quedará EL PAÍS.-