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El Atlético paga con creces su modestia

Karpin marcó dos de los goles de la Real Sociedad

Probablemente al Atlético de Madrid como a la Real Sociedad les sobra carácter pero ambos andan flojos de personalidad. Las agonías les devoran los glóbulos rojos futbolísticos y deambulan por el césped con más precaución que ánimo. En cada profundidad ven un precipicio y con tantas medidas de seguridad el fútbol se les escurre entre las botas en un atisbo de lo que pudo haber sido y no fue.Desde el silbido inicial se intuyó que el partido y los contendientes no mantenían buenas relaciones. Que una cosa son las leyes del fútbol y otra la picaresca; en definitiva, que los mendigos no arriesgan un trozo de pan por la promesa de un banquete. Así que unos y otros se enrejaron. en el círculo central en espera de un detalle de generosidad. Y ciertamente la pobreza es solidaria, de lo contrario no se explica que Karpin y Caminero, los dos presos de lujo en cada equipo, encontraran la ocasión de hacer dos goles en un santiamén. Fue un ejercicio de reconocimiento a la calidad (bien es verdad que supuesta), un detalle de protocolo ante la jerarquía que ambos ejercen en sus equipos.

Hasta entonces y también después, el partido no salió de sus casillas. Un Atlético musculoso en el centro del campo y aguerrido en defensa y una Real Sociedad dispersa, anárquica y racheada, Bajo tales circunstancias el partido apenas asomaba breves oleajes. En la primera mitad, la marea, en dos ejercicios, provocó dos goles.

Fueron dos minutos ejemplares en el que los dos futbolistas mejor dotados, ejercieron brevemente su magisterio. Sus carceleros, Vizcaíno e Imaz, respectivamente, se tomaron un leve respiro. El resto fue Un ejercicio para meritorios, es decir, para los kilómetros de Simeone, la contundencia de Ferreira, la voluntad de Aranzábal... argumentos para el fútbol en tiempos de crisis.

D'Alessandro sustituyó entonces la experiencia de Manolo y Simeone por la velocidad de Kosecki y la ciencia de Dobrowolski en busca de un mayor raciocinio en el contragolpe, El Atlético, adquiría así un tinte más ofensivo, un aspecto presuntamente más fiero que sin embargo no ocultó los lamparones en la indumentaria.

El partido, ausente desde el principio, encontró el camino de la desesperación: el Atlético por defender con su equipo más, ofensivo y la Real Sociedad por atacar con lo único que tenía. Iriarte contrarrestó la apuesta de D'Alessandro con la inclusión de Idiakez, pura fortaleza, y De Pedro, es decir, la frialdad. Prácticamente, ambos técnicos apelaban a idénticas estrategias pero al de la Real Sociedad le produjo mayor efectividad.

A cambio, D'Alessandro no obtuvo nada de su rectificación. Fue pura decoración, estética para maquillar una derrota. La Real Sociedad, sin la oposición de Simeone, tuvo más espacio para pensar.

En una jugada aislada, Kodro, Idiakez y Luis Pérez, hilvanaron una combinación al primer toque que acabó en la red de Abel con una velocidad inusitada: demasiado para la cintura de la defensa atlética, mejor preparada para enfrentarse de cara que de costado. Luis Pérez, con su cabezazo, reconcilió una tarde aciaga. Su gol concluyó la penitencia realista, incapaz hasta entonces de aglutinar más de tres pasos seguidos. Pero el Atlético no estaba preparado para dos esfuerzos. Con Simeone en el banco y Caminero perdido en Anoeta, su capacidad de reacción estaba, condenada al fracaso. Un libre indirecto malogrado fue su única alternativa. Después llegó Karpin, que había acudido a Francia de penitente para reconciliarse con el gol apelando a la religión ortodoxa, para culminar una jugada de Kodro en un remate impecable.

El Atlético, que partió sin personalidad, se quedó sin carácter tras los cambios y agotó su ímpetu tras el primer gol y todas sus reservas en un fútbol insulso. que nunca encontró a Kiko o Valencia en posiciones, ventajosas. Cuando perdió' la cara al partido y le mostró la espalda le arañaron dos veces. Su ambición era ya escasa. y su personalidad nula. En Anoeta, después de la gesta copera, demostró una vez más que su fútbol es un misterio. Ni la picaresca le redime. A la Real Sociedad le salva la fe.

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