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Zaragoza y Real apuestan por el ataque

Los problemas del Zaragoza encontraban hasta ahora la terapia adecuada en La Romareda, un fortín inexpugnable en el que los aragoneses no conocen la derrota desde octubre de 1993, pero la crisis zaragocista es de hondo calado y ante la Real tampoco valió el factor campo. Las cinco derrotas cosechadas en los seis últimos partidos habían metido al equipo de Víctor Fernández en la unidad de vigilancia intensiva y el partido ante la Real no sirvió para rehabilitar al Zaragoza en su condición de aspirante, ni siquiera para reencontrarle con el sabor del triunfo.El corto resultado no refleja la realidad de un partido vibrante, en el que ambos equipos miraron a la portería rival con descaro y sin precauciones. Tanta fue la osadía que los palos se convirtieron en protagonistas. Hasta cinco balones golpearon en la madera, dos en la de la meta de Cedrún y tres en la de Alberto. Precisamente dos de ellos, impulsados por Cafú, impidieron que redondeara su debú local en olor de multitudes.

Los males del Zaragoza no debían ser sólo psicológicos como había sostenido Víctor Fernández, porque sorprendió a todo el mundo revolucionando el equipo. De una tacada se cayeron de la formación considerada titular óscar, Gel¡ y Esnáider de la alineación. El argumento esgrimido para tanta modificación era la entrada de Cafú y el estilo de la Real Sociedad.

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