Banesto intenta que Induráin renueve hasta el final de su carrera, en 1998
Miguel Induráin está plenamente de acuerdo en renovar el contrato que le con el Banesto hasta diciembre de año. El compromiso de patrocínio de la entidad bancaria con el equipo ciclista también termina en esa fecha. La continuidad para los próximos años está ligada a Induráin y desde la dirección del Banesto se está tratando de convencer al corredor, que cumplirá 31 años en julio, de que rompa su costumbre de firmar por sólo dos años y se comprometa por alguno más en lo que sería el último contrato de su carrera, hasta 1998.
Las conversaciones para la renovación con el banco, iniciadas con, una reunión entre José Miguel Echávarri, director del equipo, y Alfredo Sáenz, presidente de Banesto, van por buen camino: las dos partes están contentas por como han marchado las cosas en los cinco años de relaciones.La renovación de los dos contratos, uno ligado al otro, es una de las prioridades de los directores del equipo ciclista. Quieren que el futuro esté aclarado antes de que comience, la competición en serio para centrarse en los aspectos deportivos. El fleco para el acuerdo total, en ambas renovaciones, parece ser la longitud del contrato.
Bondad
Echávarri, que lleva personalmente las conversaciones, no quiere cargar sobre las espaldas de Induráin la responsabilidad de la continuidad del equipo. Nunca le dirá a Induráin que de su decisión depende el futuro de las 50 personas que forman el equipo Banesto. Pero Echávarri, al mismo tiempo, quiere luchar contra la costumbre del navarro de no renovar nunca por más de dos años. "Siempre me dice que no quiere engañar a nadie y que no le gustan los contratos largos porque si falla un año, qué iban a pensar de él", dice Echávarri. "Pero yo le digo que con lo que ha dado al equipo nadie podría reprocharle nada. Es el corredor más caro del equipo [en torno a los 300 millones anuales] pero al mismo tiempo el más barato por lo que genera [unos 10.000 millones, según las cuentas del banco]".
De todas formas, el dinero no parece ser el argumento en discusión. Induráin incluso ha rechazado el último año una oferta publicitaria que le habría permitido ganar más dinero que el que cobra por pedalear. "Él me dice que si cobra por ser ciclista no quiere distraerse por otros asuntos", cuenta Echávarri. "Ni siquiera ha invertido sus ganancias. Yo me imagino que cuando se retire se quedará a vivir en su pueblo, tranquilamente, con el tractor".
El momento de la retirada del mejor deportista español de la historia parece lejana, pero en 1998 cumplirá 34 años, una de las edades tope en el ciclismo, edad en la que se ha retirado Pedro Delgado, por ejemplo. Esa circustancia da un argumento a Echávarri para convencer a Induráin. El último contrato es el de la tranquilidad y tradicionalmente todos los deportistas buscan asegurarse de que sea el más largo.
Para convencer a Induráin de que comprometerse por más de dos años no sería engañar a nadie, desde el entorno del Banesto se están lanzando mensajes sobre la longevidad del corredor. No hace más que resaltarse lo mucho que se ha cuidado en su carrera, su profesionalidad y lo que aún rinde ya treintañero para resumir en el titular de que todavía le quedan, en cuanto a capacidad física" cuatro años de carrera al máximo nivel. Y eso significa que le quedaría por firmar un único contrato, pero de tres años de duración, hasta diciembre de 1998.
Si Echávarri, que siempre que habla con el banco lo hace también por boca de Induráin, convence a su corredor acudiría con un buen argumento para romper otra costumbre inveterada: incluso en los momentos más duros, como cuando, la intervención del Banco de España y la defenestración de Mario Conde, Banesto siempre ha firmado contratos de patrocinio de dos años con el equipo ciclista. Una renovación más larga supondría un respiro y un margen de tiempo suficiente, para acometer la renovación, de la plantilla y para encontrar no al heredero de Induráin pero sí a un corredor capaz de liderar el equipo.
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