El San Fernando se estrella contra Sabonis
El Madrid recupera posiciones en la Liga ACB
Sabonis no tiene término medio. Está o no está. Y ayer estuvo, y estuvo inconmensurable. El tablero del Madrid era suyo y, mientras tuvo zancada para llegar al aro rival, también se adueñó de la zona. Ante una exhibición de tal poder, el Caja San Fernando terminó por rendirse. La actuación de los sevillanos estuvo en la frontera del ridículo en ataque (poco más de tres de cada diez intentos subían al marcador). La estadística del Caja San Fernando demostró el terror del equipo de Pesquera a buscar el roce dentro de la zona. Los intentos desde la distancias que separa la anotación de tres puntos tuvieron más éxito que los ensayos cercanos. La clave de este estrepitoso fracaso en ataque estuvo en la intimidación que provocó Sabonis, sobre todo en la segunda parte.El partido se impregnó, durante muchos minutos, de una extraña sensación de igualdad. El Madrid no conseguía poner distancia en el electrónico, a pesar de las dificultades que encontraba el equipo sevillano para penetrar en la bombilla. La fortuna acompañó al Caja San Fernando durante toda la primera parte. Su promedio anotador no era, entonces, demasiado pobre. Logró plantarse en el descanso con un margen de cuatro puntos, una diferencia que abría interrogantes. Pero Sabonis y Arlauckas saltaron en la reanudación dispuestos a desordenar el partido. El lituano cobró seis rebotes defensivos en dos minutos y el americano transformó en puntos los ataques inmediatos. La engañosa igualdad con que se llegó al descanso se diluyó en cinco minutos. El Madrid abrió una brecha de nueve puntos que ya nunca se cerraría. Todo lo contrario, se tornó en hemorragia. La superioridad visitante coincidió con una canasta estrambótica Grarcía Coll intentó asistir al cinco, Sabonis. Tan alto fue pase a que Sabonis no alcanzó la bola, pero ésta se metió en la canasta. Fue una pedrada, pero valió tres puntos, los que sirvieron para separar al Caja San Fernando del Real Madrid en 14 puntos (51-65).
Mientras pudo, el Caja mantuvo el tipo. Aunque nada presagiaba una reacción, aún quedaba tiempo. Sobre todo conociendo los vaivenes del Madrid de esta temporada. Los nueve puntos que separaban a ambos equipos se convirtieron en una diferencia eterna. Pero debajo del aro madridista no había nada que hacer.
El Caja terminó optando por el suicidio. Azofra volvió a la cancha para ordenar el último intento de acercamiento. El resultado fue un desorden inverosímil que allanó el camino para que el Madrid lograra la paliza.
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