Agua, nieve y millones

Sólo había una cosa que los granadinos esperaban con más intensidad, con más ansiedad, que la partida del Rally Granada-Dakar: la lluvia. Y ésta llegó precisamente ayer, el mismo día que la gran prueba del desierto se ponía en marcha en su ciudad.Por tanto, aunque resultara una curiosa coincidencia, la presencia de la carrera no pudo resultar más beneficiosa para Granada, que ahora ya empieza a volcarse en su siguiente gran cita promocional y deportiva, los Campeonatos del Mundo de esquí que se disputarán en Sierra Nevada a finales de mes.

Después llegará el momento de pensar de nuevo en cómo agasajar el año que viene a la caravana del Dakar antes de enfilar hacia el desierto. Las autoridades de Granada y los organizadores de la prueba han adquirido ya el compromiso de repetir esta experiencia en las dos próximas ediciones del rally.Para la ciudad andaluza, la inversión de 100 millones de pesetas para ser el punto de partida del Dakar ha sido, sin duda, rentable. Durante lo s cuatro últimos días, alrededor de 2.000 personas han copado la ciudad y han dejado importantes ingresos a la hostelería. Además, por supuesto, el nombre de Granada ha volado por todo el mundo, en una operación promocional de valor incalculable.Para que todos quedaran satisfechos, sin embargo, sólo faltó que la lluvia se retrasara un día para no distraer la atención de los granadinos de la carrera. Como era primer día del año y hacía casi un año que no se mojaban así, no fueron demasiados los que acudieron como espectadores al recorrido del tramo cronometrado. De acuerdo con las cuentas de los organizadores, fueron unas 5.000 las personas que vieron arrancar el rally ayer en Granada.