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España pone rumbo fijo a Inglaterra

La selección golea con autoridad en Bélgica y logra su cuarto triunfo consecutivo en la Eurocopa

Ramon Besa

La selección española convirtió la nevera de Bruselas en una estufa. Estuvo siempre el grupo de Clemente muy a gusto en la cancha. Pintó el partido a su antojo Bélgica, la bestia negra del fútbol español, es hoy un equipo muy manso, diezmado por las lesiones. Nunca pudo con un rival que tiene el afán recaudador de un banquero. El botín acumulado por el equipo español (cuatro victorias en cuatro partidos) le permite convertirse en el administrador del grupo. Es tal su posición de privilegio que los partidos que restan en litigio apuntan más a un debate centrado en el entorno que en el juego. Queda poco por discutir sobre la clasificación española. Queda sólo la duda de saber, quien será el segundo.Clemente plantó en la cancha a un equipo cantado de acuerdo con su concepto deI riesgo anunciado en la víspera. Prescindió de Voro y vistió a Guerrero de titular , una elección que permitió que el equipo recuperara un orden natural, excepción hecha de Alkorta, volcado al lateral izquierdo. Nadal regresé a la cueva del libre, Hierro y Donato tiraron anclas en el ombligo del campo, Salinas se dejó caer en las bandas para mover a las torres centrales belgas y Guerrero se puso entre líneas para tirar la carrera de Luis Enrique y Sergi.

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Replicó Van Himst con un dispositivo similar. cuatro atrás, otros cuatro en el centro y un punta y medio. Si Guerrero era la apuesta española, Degryse era quien tenía que marcar la diferencia en campo belga. Eran ambos futbolistas muy livianos en dos equipos muy grandes y armados. El partido anunciaba un choque de trenes muy parejos. El primer maquinista que puso la locomotora en marcha fue Degryse. El belga cazó un rechace de Nadal tras una entrada de Staelens hasta el primer palo y puso el partido en franquicia para el bando local.

No salía el equipo español del bosque belga. Recibían con comodidad los puntas, locales y, en contrapartida, nadie armaba la contra en el lado español. Guerrero andaba como Caperucita. Era el de Clemente un conjunto aplatanado. El partido: no le iba ni le venía. Tenía la sangre caliente congelada. Tardaron los españoles veinte minutos en apuntar a la puerta de Preud'homme. El meta belga se marco una pirueta para los fotógrafos en un remate franco de Luis Enrique. El disparo fijó, sin embargo, un cambio en la orientación del partido. Los: goznes españoles dejaron de chirriar en la me dular y el partido pasé a jugarse en campo local. Donato e Hierro comenzaron a templar para la entrada por la banda derecha de Luis Enrique y Guerrero bajó con más tino a la divisoria para tocar. Los belgas fueron evaporizándose. Fue el suyo un fútbol champaña. Una apertura muy sonora para luego consumirse lentamente. El recular les costó el empate.

Tuvo España casi diez minutos de buen fútbol con el gol de Hierro de por medio. El equipo estuvo puesto, muy en su línea de serio y armado, pese a que el flanco izquierdo quedó muy limitado en ataque por el trabajo defensivo de Alkorta. Pero no está el colectivo de Clemente para jugar silbando con las, manos en los bolsillos. La pérdida de intensidad en su juego y cierto acomodamiento permitieron que De Bilde exhibiera un buen juego de ataque y dejara la sensación en la grada de que el partido seguía dividido.

Las acciones puntuales de De Bilde y Degryse mantuvieron a flote al equipo belga en el inicio de la reanudación hasta que Guerrero cayo en el punto de penalti. El vasco marcó la diferencia con dos aperturas para Luis Enrique que acabaron con el humo de ambas hinchadas generado por dos decisiones arbitrales que corraboraron las peticiones de ambos porteros. Clemente, sin embargo, no tuvo piedad, y una vez oteado el marcador mandó a Guerrero a la ducha para recuperar el otro hilo argumentál que preveía el choque: Voro a la cancha y Nadal para adelante.

La apuesta conservadora resultó igual de letal para el rival. Quiso Bélgica abrirse en busca del empate y propició la fiesta española que culminó con un gol de Julio Salinas en su partido número 50 como internacional. El resto de partido resultó tanto una exhibición de las miserias belgas como de los atributos españoles. Preud'homme, entonces, quiso dejar constancia de su querencia por los mano a mano, y le sacó hasta tres remates de gol a Goikoetxea, Sergi y Donato. No pudo, sin embargo, con el último de Luis Enrique. El cuarto gol fue el epílogo para la jerarquía que mostró el grupo de Clemente en la cancha ante un rival que fracasó con estrépito al intentar jugarle al cuerpo a cuerpo.

En otro partido del grupo jugado ayer: Macedonia, 3; Chipre, 0. Djuorovski marcó los tres goles. Hoy se disputan tres partidos más: Portugal-Lietchenstein (grupo 6), Alemania-Albania (7) y Grecia-Escocia (8).

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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