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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Desacuerdo

Durante los dos años que he vivido en España realizando mi tesis doctoral por la Universidad norteamericana de Princeton he sido un asiduo y ferviente lector de su periódico, del que valoro especialmente su sección internacional. Han sido muchas las ocasiones en las que he pensado dirigirme a usted por diversos motivos. Hoy siento aprovechar la ocasión para mostrarle mi descuerdo con un artículo publicado.De vez en cuando, el corresponsal en Estados Unidos Vicente Verdú firma columnas cuyo único objetivo parece ser provocar risa acerca de esa cómica república al otro lado del charco. Su último ejemplo, El desorden políticamente correcto (domingo 13 de noviembre de 1994, página 4), demuestra, además de múltiples errores en ortografía inglesa (¿tiene un redactor?), un mal gusto en su tratamiento de un asunto oportuno. Buscando una risa fácil a costa de fenómeno PC, Verdú incluye un notorio error sobre una figura estimada de la historia de Estados Unidos. Para aclarar su patética equivocación, Harriet Tubman no era una (era mujer) ingeniera civil, sino una ex esclava negra. Años antes de la guerra de secesión facilitó la huida de cientos de esclavos hacia el norte a través de una red clandestina de rutas utilizadas principalmente de noche. Así se llamó esta red el Underground Railroad o ferrocarril subterráneo. No es posible leer mucho de Tubman y sus seguidores, negros y blancos, en los libros de United States history; como es evidente, Verdú ni siquiera lo ha intentado. No obstante, uno sí puede rebuscar datos sobre esta gente, por ejemplo, en los personajes de Stamp Paid y los Bodwin en la novela de Toni Morrison Beloved.

Es cierto que algunos individuos han alcanzado unos límites ridículos en el movimiento que llamamos "políticamente correcto". Pero también es obvio que sus detractores, y Verdú está entre ellos, no han estudiado los métodos ni los porqués que hay detrás de una "ideología de inclusión". Hay que hacer hincapié en que el PC -término acuñado despectivamente por los conservadores norteamericanos- no es sólo una cuestión de palabras. Si no fuera por los movimientos de inclusión social, lingüística, etcétera, estaríamos en Estados Unidos pensando todavía en la historia de España reducida a un malvado Felipe II y a su Armada Invencible. El movimiento PC, que valora el catolicismo tanto como el protestantismo en los estudios científicos, está contribuyendo a la reintroducción de España en la historia occidental en el ámbito académico anglosajón. Reconocemos ahora, por ejemplo, en la propia historia de Estados Unidos, la presencia española anterior a la llegada del Mayflower al territorio que conforma hoy el país.No sé si debo mandar una copia del artículo de Verdú al profesor Eric Foner. Se sentiría el académico calumniado sí supiera que ha sido incluido entre "los más conservadores" en Estados Unidos. Este historiador -autor de Radicalism in America y participante en los primeros alzamientos en la Universidad de Columbia que comenzaron los cambios sociales en nuestro país- defendería a Harriet Tubman como una de las primeras heroínas de los derechos humanos modernos, además de constructora de un "túnel de ferrocarril".-

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