Furgonetas atascadas, primer resultado de la apertura al tráfico de Mesón de Paredes
La calle de Mesón de Paredes, junto a Tirso de Molina, está abierta al tráfico desde hace una semana, como quería la presidenta de la Junta de Centro y algún comerciante de la zona a fin de ahuyentar delincuentes. Los vecinos se muestran escépticos sobre los resultados finales, aunque ayer, de momento, estaban satisfechos con la medida. No obstante, Ios resultados más visibles son los atascos que provocan las furgonetas de reparto, ya que la anchura de la calzada no permite el paso de dos vehículos.
La tesis municipal prevé que la circulación de vehículos ahuyentará a los delincuentes, toxicómanos y camellos que campan por la zona. Algunos vecinos de la calle se mostraban ayer poco seguros de la efectividad de la medida, aunque muchos opinan que es mejor que los coches puedan circular. Los dependientes de la carnicería Nieto, en el número 3, no lo dudan. "Hemos notado más público. Para nosotros está mejor así, aunque para la seguridad no sea efectivo, porque si no es en esta esquina se pondrán calle abajo", indicaba uno de los carniceros.El aspecto de la calle ha cambiado menos de lo que se planeó en un principio. No se han construido aceras, sino que éstas están al mismo nivel que la calzada, separadas por bolardos de metal. La anchura de la calzada es la justa para que pase un vehículo, por lo que ahora los coches de reparto no pueden aparcar. Antes, estos vehículos, eran los únicos que se adentraban en los tramos de calle vetados al tráfico (Mesón de Paredes nunca estuvo, totalmente cerrada a la circulación, sino que los tramos de calle para peatones se alternaban con tramos permitidos al coche).
Durante la primera semana con coches los peatones no se han dejado comer terreno y caminan tanto por las aceras como por las calzadas. La gran concurrencia de esta calle obliga a los conductores a circular a velocidad de peatón.
Pero cada vez que un camión de reparto se detiene ante un establecimiento todos se echan a temblar. "Aquí cuando se monta el follón es a la hora del reparto; esta misma mañana ha descargado un camión de patatas y la cola llegaba hasta Tirso de Molina", comenta Luis Martín, del bar Pastelería Hernández. Precisamente Martín acaba de cerrar su bar por exceso de tráfico, pero en este caso de peatones. "Por aquí los domingos se formaba un gentío que no se podía ni abrir la puerta, así que he traspasado el negocio a una tienda de ropa al por mayor", explica.
Ayer, hasta cuatro parejas de la Policía Municipal patrullaban por la zona. La opinión generalizada es que los vendedores de droga volverán en cuanto desaparezcan los agentes. Por eso algunas asociaciones de la zona reclaman una presencia continua de la policía.
Sin embargo, no todos los vecinos se muestran contentos con tanta aglomeración policial. Ayer, un coche patrulla retiró la mercancía a una pareja de vendedores ambulantes y numerosos viandantes protestaron airados. Uno de ellos exclamó lapidario: "Estamos más reprimidos que con la dictadura de Franco".
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