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El regreso de la 'niña mala'

Capriati vuelve al tenis tras sus escarceos con la droga

La presión del circuito profesional la enloqueció cuando apenas tenía 16 años. Perdió en la primera ronda del Open de EE UU en 1993 y no se volvió a oír hablar de ella hasta tres meses después, cuando se la pilló robando en una joyería. Nuevo velo de silencio hasta mayo, y una foto de ficha policial que da la vuelta al mundo: Jennifer Capriati, la niña prodigio del tenis, detenida con droga en su poder. Más silencio hasta ayer: Capriati se ha estado entrenando un mes en la casa californiana de José Higueras -el español forjador de Chang y Courier, entre otros- y vuelve a jugar.Diga que es una coincidencia el regreso de la niña mala. Cuando el tenis femenino mundial estaba al borde del bostezo debido a la falta de talento en la cima, cuando las finales son una repetición más de la rivalidad Arantxa-Graf, el deporte revivió en octubre con la entrada en el circuito de dos niñas de 14 años, Martina Hingis y Venus Williams. No había habido tal histeria desde que la estrella de Capriati, precursora de las de Hingis y Williams, fuera lanzada en marzo de 1990. Y ahora Capriati, famosa a los 13 e infame a los 18, está relanzando la suya.

Anoche (el resultado se desconocía al cierre de esta edición) Capriati saltó al escenario del torneo de Filadelfia para jugar contra la alemana Anke Huber y rejuvenecer no sólo su figura sino también el mismo negocio del tenis abandonado con un portazo hace más de un año debido a un más que justificable agotamiento físico y mental. "No diría que mi forma es sobresaliente, pero me siento lo suficientemente bien como para romper el hielo", dijo Capriati, que tiene un marcador individual de cuatro derrotas y ninguna victoria en sus enfrentamientos con Huber, l3ª cabeza de serie.

Repentinamente el circuito femenino tiene ahora tres estrella. Dos de ellas son nuevas y, sin duda, prematuramente fletadas. La tercera es todavía una adolescente, pero ya una versión reciclada de la original.

Ya queda poco espacio para el debate sobre el precio que hay que pagar por un estrellato tan temprano, pero ello no detiene la maquinaria. Es evidente que niñas de 14 años son muy jóvenes para manejar los resortes del mercado tenístico, donde explotación es la palabra más usada. Pero Hingis y Williams se han colado en el circuito aprovechando los últimos minutos de vida de la norma creada para permitir el acceso a la querubínica Capriati hace cuatro años y rescindida recientemente, cuando la carrera de esta última hizo obvios que la mezcla de prodigios, padres, productores y patrocinadores varios no siempre hace una buena salsa.

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