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Disneylandia-París ha perdido visitantes y 40.000 millones de pesetas

Enric González

Mickey Mouse y su gente no consiguen sacar adelante el negocio en Europa. El gigantesco parque de atracciones Disneylandia-París, nuevo nombre de lo que se llamó Eurodisney, funcionó mal en el año fiscal 1993-1994. Las pérdidas fueron de 1.800 millones de francos, unos 40.000 millones de pesetas. Bajaron frente a los colosales números rojos del ejercicio anterior, de 5.300 millones de francos, unos 116.000 millones de pesetas, pero también bajaron los indicadores más esenciales: hubo menos visitantes y se gastaron menos dinero.

La reducción de las pérdidas se debió a la reestructuración financiera acordada en junio, que supuso un ingreso adicional de 300 millones de francos durante el ejercicio recién terminado, y a la reestructuración laboral: los despidos y el aumento de la productividad permitieron abaratar de 3.400 a 3.000 millones anuales los costes de explotación. La deuda global también bajó, gracias al acuerdo entre accionistas y acreedores, de 20.300 millones de francos (casi 500.000 millones de pesetas) en marzo, a 16.000 millones (350. 000 millones de pesetas) en septiembre. Lo más alarmante fue el descenso en el número de visitantes. Hasta el ejercicio pasado, los directivos de Walt Disney pudieron argumentar que se cumplían sus previsiones de afluencia.En 1993-1994, el argumento ya no vale. Pasaron por taquilla 8,8 millones de personas, frente a 9,8 millones el ejercicio anterior, lo que representa una baja del 10%. Y gastaron como media 2,48 francos (6.200 pesetas) por persona, frente a los 258 francos de un año antes. El presidente, de Disneylandia-París, Philippe Bourguignon, señaló que la menor afluencia debía atribuirse en gran medida a "los rumores sobre un hipotético cierre del parque, que circularon antes de que se acordara la reestructuración financiera".

Esos rumores fueron sin embargo lanzadas, o la menos alentados, desde Estados Unidos por Walt Disney Corporation, sociedad propietaria del 50% del parque europeo, con el fin de presionar a los acreedores. Walt Disney anunció claramente que si no se llegaba a un acuerdo sobre la deuda abandonaría la sociedad, y condenaría el parque al cierre. Bourguignon sugirió ayer, durante la presentación de resultados, que 1993-1994 debía ser el último año realmente malo de Disneylandia-París.

La reciente inversión de un príncipe saudí en la compañía, para hacerse con un 20% del capital, y "el alto grado de satisfacción de los visitantes" indicaban, según el presidente de Disneylandia-París, que el parque reforzaría su posición como "el principal destino turístico en Europa". Los cinco municipios sobre los que está instalado el parque han dejado ya de creer, sin embargo, en que Mickey Mouse vaya a traerles prosperidad. Disneylandia-París les garantiza un buen pellizco anual en materia de impuestos (más de 310 millones de francos a repartir entre cinco pequeños ayuntamientos), pero no da empleo. Y ha quedado definitivamente congelado el plan de construcción de 10.000 viviendas, 700.000 metros cuadrados de oficinas y 320 hectáreas dedicadas al ocio.

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