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La banda acusada de apalear a un homosexual en el Retiro se enfrenta a 54 años de cárcel

Jan Martínez Ahrens

La noche del 26 de enero se abrió la veda en el Retiro. La batida la formaban cuatro encapuchados y una cara descubierta. Marc C. L., homosexual de 33 años, era la presa. Le pusieron una pistola en las narices, le amarraron a un árbol con una soga al cuello y le molieron a golpes. Después le robaron un anillo de oro. La brutal paliza se sumó a la cadena de ataques contra homosexuales que por aquellas fechas asolaba el parque. Una espiral que desapareció cuando se detuvo a la pandilla formada por El Gallego, El Nazi, El Revol, El Pesca y El Rulis. Ahora, cada uno se enfrenta a una petición fiscal de 12 años de cárcel por robo con violencia -excepto El Revol, menor, para el que se solicita seis años-

Marc, según su denuncia, paseaba de noche por la parte del Retiro situada entre la calles de Alfonso XII y de Claudio Moyano. Un joven le pidió un cigarrillo. Acto seguido aparecieron cuatro encapuchados. No hubo presentaciones. Le sacaron una pistola. "Si gritas, te pegamos un tiro", le amenazaron. Marc, asustado, tiró la cartera. A patadas le arrastraron hasta la Chopera, un solitario paraje alejado de la luz y de los transeúntes. Atado a un árbol, con una soga al cuello, siguió recibiendo golpes. Uno tras otro. La paliza le dejó la cara irreconocible, una costilla rota y el pecho destrozado. Dieciséis días de cura.La denuncia de la agresión, presentada a la mañana siguiente en la comisaría de Retiro, reafirmó las sospechas policiales de que una banda se dedicaba a apalear homosexuales en el Retiro.

Poco después, el 13 de febrero, en la misma comisaría se presentaban otras dos denuncias por agresión y robo en el parque.

La escalada de ataques llevó al Grupo de Delincuencia Urbana del Retiro a desplegar un dispositivo de vigilancia. El 16 de febrero se detuvo en el parque a Víctor Rodríguez Groba, alias El Gallego, con cuatro arrestos en su haber, el último por robo con fuerza; Alberto Bargallo Romero, El Nazi, sin antecedentes policiales; Fernando Rodríguez González, El Pesca, con un arresto por robo con fuerza; Sergio López Castillo, El Rulis, sin antecedentes, y J. L.C., de 17 años, El Revol, detenido al menos una vez por robo con fuerza. Todos jóvenes.

Sus primeras declaraciones tejen una maraña en la que se entrecruzan las acusaciones y las exculpaciones. De esta amalgama, la acusación popular -en representación de la Asociación de Liberación Gai de Madrid- ha hilvanado un relato en el que El Gallego y El

Pesca descuellan como líderes de la pandilla que golpeó a Marc. Un grupo que se reunía de noche siempre según la acción popular, en una gasolinera próxima a la estación de Atocha. Desde allí -armados de una pistola de perdigones, cuerda, cuchillo y puños americanos- se dirigían al Retiro. Como reconocerá El Gallego ante la policía, en el parque se reúnen homosexuales a los que "en algunas ocasiones", tras amenazarles y, propinarles golpes, les robaban. Para ello, dice El Gallego, incluso llegaron a utilizar un cebo, un compinche para atraer a la presa y sorprenderla. Toda un confesión que, sin embargo, ha quedado fuera de juego. Los acusados -todos en libertad, excepto El Gallego- en posteriores declaraciones ante el juez han rectificado sus confesiones y han defendido su inocencia en la agresión a Marc. Así, incluso El Gallego ha pasado a sostener que sólo robó una vez en el parque, cuando "un señor le empezó a tocar las partes y le cogió el dinero".

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La principal prueba de la acusación reside ahora en el reconocimiento efectuado, por Marc de que Sergio López Castillo, El Rulis, es el agresor que le atacó a cara descubierta. Una identificación a la que el acusado ha respondido con un cambio de declaraciones.

López Castillo, que en un principio culpó a su amigo El Gallego de atar en el parque a una víctima con una cuerda al cuello y de atacar a homosexuales, ha pasado a sostener que el día de los hechos estuvo con un amigo. En esta última manifestación asegura que él iba al Retiro a quedar con chicas. Y que los que pegaban eran "los moros". López Castillo, a diferencia de El Pesca y El Gallego, dice carecer de preocupaciones económicas. Sus padres, separados, le pasan una pensión.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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