Hospitales en el quirófano
Los cambios asistenciales obligan a reestructurar las sedes del 80% de los gigantescos centros sanitarios españoles realizados en los años sesenta
Un taxi, de aquellos negros surcados por una franja roja de principio a fin, se precipita destino al hospital La Paz de Madrid. En su interior una mujer siente las arremetidas del parto inminente. Pañuelo en ristre, con la bocina desatada, va adelantando sin miramientos al pelotón de los Seat 600 que todavía no han colapsado de forma definitiva las calles de la capital.
Cuando llegue a su destino, el niño que vea la luz por primera vez en este centro sanitario, lo hará en la estructura hospitalaria más compleja del momento. Corre el final de los años sesenta y los cerca de 150.000 metros cuadrados de esta ciudad sanitaria arrojan una cifra de producción envidiable: 120 partos diarios.
Desde entonces, el ansia por multiplicar la especie ha ido decreciendo y, a la vez, la función y estructura de este macro-edificio se ha ido transformando a paso de gigante. Ahora, un promedio de tan solo 25 bebés nace cada día en el hospital de La Paz.
Las andanzas de las madres del boom son tan sólo uno de los signos que sirven para ilustrar el cambio radical que han sufrido las instituciones sanitarias en más de dos décadas de funcionamiento.
Edificios obsoletos
"El 80 % de los hospitales españoles se construyeron en la década de los sesenta. Más de 25 años de funcionamiento han hecho de ellos unos edificios obsoletos". Con esta rotundidad, Alfonso Casares, arquitecto encargado entre otras obras de la remodelación de La Paz, del hospital San Juan de Alicante y del Clínico de Valencia, explica el cometido de los llamados Planes Directores encargados de "actualizar" los centros sanitarios españoles.Los cambios tecnológicos y la demanda asistencial de los pacientes, en definitiva, han transformado el modelo de centro sanitario. La reducción de la estancia media de un enfermo -que en tan sólo cinco años ha descendido de 13 a 9 días de hospitalización- ha ido vaciando de camas a los grandes hospitales.
"Se trata, en definitiva, de que en un futuro no muy lejano incluso las operaciones de cirugía mayor se puedan hacer de forma ambulatoria", comenta el subdirector de obras del Insalud, José León Paniagua. El hospital deja de ser un hotel en el que se sigue toda la evolución del enfermo. "Los denominados servicios de apoyo en el propio domicilio se convertirán en una extensión del hospital en casa", dice Paniagua a la vez que puntualiza que no se trata de un panorama idílico, sino "de la realidad, de lo que ya está ocurriendo de manera gradual".
Sin embargo, y para hacerse una idea de conjunto de todo lo que ha cambiado la sanidad desde que se abordara la edificación en masa de grandes bloques, es necesario contemplar un sinfín de variables más allá de las nuevas tecnologías médicas. "Un progresivo envejecimiento de la población; la existencia de nuevas patologías que requieren respuestas diferentes en lo que se refiere a tratamiento, diagnóstico y hospitalización; la informatización de todo lo relativo a la organización y gestión de un hospital; o el desarrollo de la asistencia primaria", dice casi de carrerilla el subdirector general de obras. En definitiva, se conserva el nombre, pero "su finalidad y función son completamente diferentes: en pocas décadas ha cambiado todo", insiste Paniagua.
Un mastodóntico pabellón de maternidad es quizás la característica más señalada de la mayoría de las grandes clínicas heredadas de aquellos años.
De la torre con helipuerto del centro madrileño salieron algunas de las siempre noticiables familias numerosas merecedoras de los más altos galardones y se convirtió en el símbolo de la salud española. "Uno de los problemas fundamentales a abordar es cómo reutilizar estos pabellones que se han ido quedando vacíos", comenta Casares para, a continuación, hacer un recorrido sobre cada uno de los elementos que configuran la nueva sanidad.
Cuando nació la red pública de asistencia especializada, el centro de atención fue la cirugía. Poco a poco, las consultas externas se han ido imponiendo. "Las intervenciones quirúrgicas actualmente ocupan tan sólo la mitad del espacio de los hospitales y el 30 % de estas operaciones se pueden realizar de forma ambulatoria", comenta el arquitecto. Las estancias medias de ocupación de una cama se han ido reduciendo al mismo ritmo que la asistencia no hospitalaria -pruebas diagnósticas, exploraciones, rehabilitación...- antes y después de pasar por la mesa del quirófano ha ido aumentando.
El tráfico de personas que registra una clínica ha crecido hasta hacer del trasiego de gente de un lado a otro la principal preocupación de los técnicos. Las grandes ciudades sanitarias nacían sin ninguna idea de conjunto. Los 17 edificios que componen La Paz fueron construidos de forma autónoma, desde su inauguración en 1964, en distintas fases y siempre dependiendo de las necesidades del momento.
Con una población ambulante enorme, cerca de 2.500 consultas al día, la clínica madrileña no contaba antes de la primera fase de su remodelación con ningún canal interno de comunicación entre los distintos pabellones. La metodología de los Planes Directores se elaboró en 1989. Con dos años de antelación se abordó la reestructuración de La Paz. Hasta entonces, y desde la inauguración de la mayoría de los hospitales dos décadas antes, no se había abordado prácticamente intervención de ningún tipo.
Tres horas de hospital
Las ideas dentro de la subdirección de obras del Insalud están clara: "Se trata de elaborar planes que tengan en cuenta todas las actividades y recursos de la organización hospitalaria; se debe integrar las necesidades y no ser una simple superposición de elementos; las acciones se deben desarrollar durante varios años; las previsiones deben ser revisables; y, por último, deben intervenir todos los agentes implicados".Sin embargo, y según Casares, cada una de las obras abordadas supone un mundo en sí mismo: "Lo fundamental en cualquier remodelación es decidir hasta qué punto es viable, o simplemente si es más cuerdo optar por construir un centro nuevo". La distribución casual de los edificios que componen las grandes ciudades sanitarias españolas hace que en cada caso las soluciones se encuentren en el uso a cara descubierta de la imaginación.
Para el arquitecto, el límite siempre difuso en el que una restructuración se puede convertir en inútil está en el medio millar de camas: "En hospitales con menos de 500 camas, y debido al cambio tan brutal de su funcionalidad, en su mayor parte es recomendable la planta nueva. En las grandes ciudades sanitarias, sin embargo, el enorme tamaño obliga a su restructuración".
De momento, la construcción de nuevos centros no entra en los planes de la administración para dar respuesta adecuada a las cifras de 3 ó 4 días de hospitalización media que se manejan en Estados Unidos, o para que se haga realidad el panorama que, presenta Paniagua en el que las intervenciones quirúrgicas de tipo medio sólo ocupen 3 horas de hospital.
En 1994, las inversiones (obras y equipamento) descendieron un 17 % con respecto al año anterior (32.641 millones de pesetas. De esta cantidad, el 68 % se destinó a hospitales y el resto a atención primaria) y se pospuso la edificación de nuevos centros. Se impone, en definitiva, una revisión continua y gradual de la estructura funcional. La imagen de la salud española dejará de ser la macro-centro madrileño para pasar a ser las más modesta estampa de las unidades de hospitalización domiciliaria de, por ejemplo, el hospital comarcal de la Vega Baja, en Orihuela (Alicante), donde 500 pacientes al año pasan en sus casa el periodo de hospitalización.
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