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Déme una 'pistola'

Inmigrantes de Parla aprenden a hacer la compra y otras tareas domésticas

Manejar los distintos electrodomésticos de una cocina, elaborar un menú equilibrado o identificar las distintas especies de una pescadería son algunas de las materias que deben aprender las 25 mujeres inmigrantes en Parla (71.000 habitantes) que hacen el curso de profesionalización del servicio de atención doméstica, es decir, aprender a ser una buena empleada del hogar.La Concejalía de la Mujer y el Centro sin Fronteras pretenden con esta iniciativa familiarizar a las participantes con el funcionamiento de un hogar español. Según Salomé Tenorio, técnica municipal, Ias inmigrantes deben enfrentarse a situaciones aparentemente sencillas, pero que para ellas son desconcertantes". La mayoría de las alumnas ya han trabajado temporalmente como empleadas del hogar, aunque no han conseguido mantener su colocación. Entre ellas hay bolivianas, angoleñas, peruanas y magrebíes.

Para las africanas, la barrera del idioma constituye un problema añadido. Celestina, angoleña recién aterrizada en España, desea adquirir soltura con su español "para entender bien lo que me mandan". Para Caridad, guineana con 13 años de residencia en nuestro país, la desconfianza es otra barrera frente a sus posibles jefes. "Si te ven extranjera o de color, siempre te dicen que ya te llamarán". Caridad confía en que el certificado que otorga el Ayuntamiento al final del curso ayude a vencer estas reticencias.

En los primeros días del curso, la cocina española, sus productos y, peculiaridades, han sido una constante fuente de anécdotas. Como ejemplo, todas coinciden en la extrañeza que les produjo ir por primera vez a la panadería y pedir una pistola, un tipo de barra de pan. Elsa y Rosana, ambas de Perú, señalan la dificultad de reconocer las distintas clases de pescado. Según Rosana, "o se llaman de otra forma o ni existen en nuestro país". Elsa destaca el poco uso que tiene en España el arroz, pieza vital en su dieta autóctona. "No más la paella, y ya está".

Para Alicia Martín, monitora del curso, el manejo de electrodomésticos también es fundamental, pues las alumnas africanas los desconocen y las latinoamericanas no saben utilizarlos por ser sólo habituales entre las clases más acomodadas de sus países. El plan de estudios contempla también visitas a supermercados y clases prácticas con lavadoras y lavavajillas.

El perfil de las participantes es el de una mujer de 35 años, madre de dos hijos y con problemas económicos y de integración. En muchos casos, el marido está en paro. Como señala Blanca, ecuatoriana, casi todas tenían ocupaciones diferentes en sus países de origen, "pero nos vemos relegadas a trabajar en el servicio doméstico".

Las alumnas acuden a clase durante las tardes, de lunes a viernes, en el colegio San Ramón, y esperan obtener su diploma en febrero al final del curso. La formación se completa con un servicio de asesoría legal y otro de psicología para ayudarlas a desenvolverse cuando obtengan un trabajo. Para Salomé Tenorio, las clases psicológicas "son importantes, ya que, por ejemplo, una chica tuvo problemas por no limpiar los azulejos del baño, pese a los reiterados avisos de la señora, porque no sabía lo que eran ni se atrevía a preguntar".

La Concejalia de la Mujer ha dispuesto también un servicio de guardería en el mismo centro donde las madres reciben sus clases. Para la mayoría, su permanencia en España cambiará si el curso tiene éxito y obtienen pronto un trabajo.

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