Herreros fulmina al Joventut

Las circunstancias hicieron de éste un partido especial. Era una cita entre dos grandes, el legendario John Pinone estaba en el palco, ambos equipos necesitaban imperiosamente la victoria. Se requería, pues, un protagonista de idéntico rango. Y apareció Alberto Herreros. Suyo fue el choque, que vivió exclusivamente del alero madrileño, punto referencial cuando estuvo y hasta cuando se ausentó.El partido perteneció al Estudiantes en todo momento. Se nutrió en los primeros minutos del descaro de Pablo Martínez en la dirección y, primera aparición, Herreros en la ejecución para marcar el territorio (14-5, minuto 3; 25-15, minuto 9). La tarea no era excesivamente ardua, porque el Joventut debía de haberse dejado todas sus energías ante Golden State Warriors y se limitaba a una presencia testimonial en la cancha. Entonces surgió el Estudiantes de toda la vida poco amante de las victorias fáciles, y decidió echar una mano al depauperado campeón de Europa.

La ayuda comenzó desde la banda. Su técnico, Miguel Ángel Martín, no estuvo ágil a la hora de relevar a Pablo Martínez. El base titular había propiciado el primer estirón. Su trabajo estaba hecho. Le llegó el bajón y Martín no lo advirtió. El Estudiantes reclamaba un viraje hacia el orden, la serenidad, la experiencia. Son los puntos fuertes de Lafuente, pero nadie se acordó de él. Cuando reaccionó, Miguel Ángel Martín lo hizo metiendo en cancha a Gonzalo Martínez, que no mejoró, desde luego, la labor de su hermano.

El segundo empujón al Joventut se lo dio, involuntariamente, Herreros, a quien su entrenador había sentado una vez abierta la brecha, para reservarle del peligro de la eliminación (había cometido dos personales). El error no fue sentar al alero, sino no devolverle al parqué a tiempo. Herreros estuvo demasiados minutos en el banquillo, mientras su sustituto, Escudero, se perdía en ataque (cero puntos) y alfombraba el camino a su defendido, Villacampa, que jugaba a placer (14 puntos).

El escolta internacional y Smith se bastaron para voltear el marcador, 28-29 en el minuto 12, preludio de la nueva aparición de Herreros. Su reingreso cortó de raíz todos los males estudiantiles.