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La elaboración de las candidaturas municipales provoca una nueva deserción en el guerrismo

L. LUCIO / A. DÍEZ. Alfonso Guerra, vicesecretario general del PSOE, tiene todavía por delante un nuevo calvario, tras comprobar que la lista de sus desafectos no ha terminado. La próxima elaboración de las candidaturas municipales y autonómicas para los comicios de mayo de 1995 están provocando un reagrupamiento, de manera que los cargos públicos actuales ven en peligro su continuidad si se quedan al margen de la nueva dirección federal y de las ejecutivas provinciales y regionales, de mayoría renovadora, que se están formando en toda la organización socialista.

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Los dirigentes guerristas empiezan a vislumbrarle, y los renovadores dan por supuesto que el 30% de poder que tenían los partidarios de Alfonso Guerra en el congreso del pasado mes de marzo muy pronto estará por debajo del 20%. Guerra y el secretario general, Felipe González, han conversado telefónicamente en los últimos días para hablar de Andalucía.Anteanoche, en Sevilla; Alfonso Guerra ha tenido una muestra palpable de lo inesperado que puede ser a partir de ahora el alejamiento de algunos de los suyos. El abandono de su candidato a la secretaría provincial del PSOE de Sevilla, dos horas antes de la votación en el congreso celebrado el sábado, ha hecho saltar por los aires el discurso de los guerristas andaluces, que se quedaron con el 28% de los votos frente al 71% que obtuvo la secretaria provincial, Carmeli Hermosín, y el nuevo presidente sevillano, José Rodríguez de la Borbolla.

La estela del anterior presidente de la Junta de Andalucía empieza ya a observarse y, además de obtener un puesto orgánico relevante, puede ser el candidato a la alcaldía de Sevilla.

Pero ayer, el protagonista fue el sevillano Manuel Copete, de 39 años, tras dejar en evidencia a sus promotores guerristas, asegurando que no había diferencias sustanciales con la candidatura de la renovadora Carmen Hermosín para llegar a un acuerdo de integración y que asuntos como las incompatibilidades de cargos y la duración de los mandatos eran "cuestiones secundarias" que no podían impedir el diálogo.

"Si yo no pido la incompatibilidad para Juan Carlos Rodríguez Ibarra tampoco la puedo pedir para Carmen Hermosín", espetó el candidato a Francisco Moreno, otro dirigente guerrista.

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En este congreso sevillano fue patente el hartazgo de los militantes de base por las luchas intestinas en la cúpula del PSOE y también la preocupación de algunos de los delegados fugados por la cercanía de las elecciones municipales.

Este era el argumento que esgrimieron los guerristas para explicar la descomposición de su sector, si bien los renovadores hicieron otra interpretación. Para este grupo, los responsables municipales están mucho más en contacto con la realidad y las declaraciones de Copete, que acostumbra a hablar con rotundidad, abrió los ojos a los compromisarios.

Los dirigentes, por su parte, hablaban de la elaboración de las listas electorales. En Madrid, los dirigentes del PSOE dan por seguro que las deserciones del guerrismo antes de la elaboración de las listas van a ser notorias.

El núcleo duro del guerrismo volcó sus iras contra Copete, a quien llamaron "traidor", y éste, lejos de amedrentarse, pegó un portazo y llamó "salvajes" a sus ex compañeros de candidatura. Y añadió: "Me he sentido maltratado por una especie de secta. Aquí hay un alto mando, un vaticano jurista que me ha intentado imponer unas consignas y, que yo sepa, el muro de Berlín y la KGB ya han caído".

El noviazgo del grupo de Copete, la mayoría de ellos alcaldes y concejales en la provincia de Sevilla, y los guerristas de Francisco Moreno resultó fallido. Estos se vieron desarmados con los argumentos de su candidato, quien acusó a los guerristas dedefender "la ruptura por la ruptura".

De Andalucía han hablado por teléfono el secretario general del PSOE, Felipe González, y el vicesecretario general, Alfonso Guerra. También de la situación del Grupo Parlamentario Socialista. La conversación ha sido calificada de "correcta", aunque no de cordial, por las pocas personas que tienen conocimiento de ella.

Felipe González ha escuchado de Alfonso Guerra la afirmación de que la estructura creada por los guerristas en las Cortes no pondrá en peligro las votaciones en el Congreso. La conversación se produjo antes de la ejecutiva del lunes.

Los dirigentes renovadores conocedores de esta conversación ponen el énfasis en la falta de cordialidad, en tanto que los guerristas tienen interés en señalar "es una conversación más". Según estos últimos no es cierto que haya "incomunicación absoluta". "Lo importante es que los dos saben las veces que han hablado", señala un colaborador de Guerra.

La preocupación de Guerra estaba en Andalucía y la de González, en esa estructura paralela del grupo. Guerra ha defendido el derecho de los parlamentarios a presentar iniciativas dejando claro que acatarán la decisión de la mayoría.

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