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Entrevista:

"Auguro buenos tiempos para la moda, por narices"

Tan sólo en pelucas se ha" gastado dos millones de pesetas en su desfile de la Pasarela Cibeles. Y muchas energías. "Es que andaba histérico desde hace seis meses, cuando compré el tejido", asegura, "aunque le he dediado a Cibeles u tiempo justo, como si fuera un cliente más". Ahora, en su empresa El Gabiete, en Gran, unos andan recopilano comentaos del desfile mientras otros reorganizan la colada de la

Pasarela: ponen cada oveja con su pareja, para que el zapato deje de estar con el pendiente que a su vez anda perdido en un traje de baño. Manuel Fernández, Manu para los amigos, de 31 años, dice algo así como que para un diseñador es bueno ver las cosas en el suelo, porque significa que no se han quedado en el limbo de las ideas, allí en la cabeza. Este diseñador catalán, aunque muy apegado a Madrid, se ha estrenado en la Pasarela Cibeles después de tres años de descanso forzoso de la moda.

Pregunta. Le pintaron como la principal novedad de este Cibeles...

Respuesta. Me toca ir de nuevo siempre. Pero, mira, por lo menos aporto novedades. En Madrid sólo llevo dos años porque en mi vida ha habido muchas idas y venidas, pero desde los 15 años ando metido en el mundo de la moda. Hace tres años, después de llevar seis Gaudi [Pasarela Gaudí, de Barcelona], cerré mi empresa porque me confié en que un industrial iba a entender mi diseño. Pero no... Recibí un patadón por detrás. Ahora no quería volver a empezar desde cero.,

P. La paella, cuando se deja descansar, sabe mejor. ¿Puede haber algo de esto en su reposo?

R. Yo creo que sí. En esto, cuando tienes un nombre, no puedes dormirte en los laureles porque se puede perder todo, que es lo que le ha pasado a un montón de diseñadoes españoles.

P. Y cuando un diseñador se duerme en los laurees, como dice, es el momento en el que tienen los perfumes y cosméticos?

R. No; lo de lanzar un perfume es algo por lo que todos luchamos, lo mismo que por las producciones de complementos que es de lo que -viven os diseñadores franceses e italianos. Luego, ya en la pasarela, hacen lo que les pertenece.

P. ¿Es que usted no ha podido hacer lo que le ha apetecido en Cibeles?

R. Sí; después de este descanso forzoso de tres años, ahora estoy bien respaldado por mi empresa y otras industrias, y entonces he podido hacer lo que he querido.

P. De todas maneras, llama la atención que su regreso haya sido con Cibeles, en lugar de Gaudí.

R. Porque esta vuelta se la debo a Madrid. Aquí he montado El Gabinete de la Moda, que es una empresa de servicios de moda para cine, televisión y teatro. Y en medio de todo está mi taller... Si todo va bien, en febrero estaré en Gaudí con hombre y en Cibeles con mujer.

P. ¿Qué tal el trato con los demás colegas? ¿Se les puede llamar así o es tabú en la moda?

R. Siempre he tenido un trato afable con todo el mundo, pero este año ha sido un poco raro, no sé por qué. Será que al meterme en la Pasarela Cibeles es ya otro terreno.

P. Con el resurgir de la economía, ¿augura buenos tiempos para la moda?

R. Por narices. ¡Vaya!, si he vuelto es por eso.

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