La crisis de los campeones
La derrota del Milan en Amsterdam pone de relieve la mala racha de losmejores equipos europeos
Los pesos pesados europeos no encuentran el golpe. No se trata sólo de estudiar las posiciones ligueras de los participantes en la Liga de Campeones, sino también de calibrar la calidad del fútbol que ofrecen. No convencen ni el Bayern, ni el París Saint-Germain, ni el Anderlecht, ni el Manchester. Ni siquiera el Milan y el Barcelona, que hace cuatro meses se preparaban para la gran final entre los dos mejores equipos del continente.Durante la obsesión primaveral con el Milan, ningún culé hubiera sospechado que el Español, que viajaba en segunda clase, podría llegar a ser un temible rival para el Barça tetracampeón. Si resultó así, no se debió a una accidental clasificación liguera, sino porque el nivel de juego exhibido por los dos conjuntos era inesperadamente equiparable. Al Milan le pasa lo mismo.
Algunos de los argumentos pregonados en el Camp Nou también suenan en San Siro después de la caída del Milan por 2-0 ante el Ajax. Fue su primera derrota europea desde la final perdida ante el Marsella en 1993.
Los sancionados y lesionados del Milan podían haber formado un equipo de ensueño, dijo su técnico, Fabio Capello. Y el Mundial pasaba factura.
Es cierto que el recibo presentado a los italianos llevaba un impuesto sobre el esfuerzo añadido. Su Mundial fue una serie de duras peleas por la supervivencia, agónicas victorias en prórrogas o cuando ya se habían rebasado los límites de sus recursos y, finalmente, la cruel estocada brasileña tras dos horas de lucha. Un mes entero en un ambiente tenso al límite por una selección que no funcionaba supuso un enema psíquico cuyos efectos pueden ser duraderos para Bares¡, Maldini, Donadoni y compañía. El temprano comienzo de la reformada Liga de Campeones es un azote más.
Pero en el Milan los pretextos fáciles no valen. Once ausencias en Amsterdam no son excusa en una plantilla de alto presupuesto y ensamblada con la expresa intención de cubrir todas las eventualidades. De ahí los titulares que anunciaban un Milan fantasma y -las palabras resultarán familiares en el Camp Nou- el fin de un ciclo.
En Amsterdam, el conjunto de Capello produjo la misma pobreza que había marcado su actuación en Cagliari tres días antes. Su grisáceo lema parecía ser "silencio: se trabaja". Nadie cantaba bajo la lluvia holandesa. 0 sólo el portero Rossi, que intentaba corregir errores de posición. Bares¡ era un caudillo callado. No se decía ni pío en un centro del campo formado por Orlando, Boban, Donadoni y, entre los mudos, Sordo. Nadie daba la sensación de disfrutar con su trabajo y la mayoría de los gestos fueron de recriminación a algún compañero. Esto, más que los errores concretos, provocó el enfado de un Capello convencido de que una tan mala actuación supondría un revulsivo.
Capello comparte preocupaciones con Cruyff. Después de anunciar que la conquista de la tercera Liga había sido un milagro, se le exige la cuarta. Incluso las nuevas adquisiciones y los hombres que no fueron al Mundial descubren que las presiones endémicas en el Milan de Berlusconi son enemigos de la frescura. El llamativo ejemplo es Ruud Gullit, el hombre que, desvinculado del Milan, volvió a dar brincos en el Sampdoria durante la temporada pasada.
Y el miércoles pasado, el hombre que siempre había sido considerado carismático fue saludado en su Amsterdam natal con escupitajos y con silbidos cada vez que tocaba la pelota. Los hinchas del Ajax no le perdonan ni sus antecedentes en el Feyenoord y el PSV ni su renuncia a la selección que viajó al Mundial. Sobre el pesado terreno del estadio olímpico, quedó evidente que Gullit y su compañero ofensivo, el montenegrino Savicevic, no sintonizaban la misma onda. Como botón de muestra: el juego aéreo.
Cuando se eleva, Gullit es de los jugadores que llegan nítidamente al balón. Es un buen pasador con la cabeza. Savicevic, sin embargo, perdía el tiempo con carreras de aproximación como si el holandés fuera uno de esos delanteros que, ante el acoso del defensa, sólo llegan a peinar el balón. La falta de entendimiento minó lo que Capello calificó como una buena actuación. El técnico del Ajax, Louis van Gaal, dijo: "Gullit ha estado luchando por su vida".
El Milan, el Barcelona y otros campeones europeos han iniciado la temporada dando la misma impresión.
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