¡Le ha tocado la bola¡
La puja popular por el billete de una sola cara no ha hecho más que empezar
"¡Le ha tocado la bola!". Jacinto Fernández acababa de coger tres billetes de 5.000 pesetas del cajero automático de una sucursal de Caja Madrid de Torrejón de Ardoz (85.000 habitantes) anteayer por la mañana, y no entendió a cuento de qué venía la frase que exclamaron los señores que hacían cola tras él. Un tanto ajeno a ellos, salió tranquilamente del banco, aunque "algo extrañado", dice, "por el aspecto de uno de los billetes", que sólo tenía una cara impresa.Jacinto, de 57 años, continuó su recorrido habitual. Se llevó el dinero de la sucursal de la que es cliente desde hace 14 años y a la que acude de vez en cuando para que la maquinita le suelte los billetes. Y luego se presentó en la panadería del barrio, donde compró dos barras pequeñas. Después fue al estanco para aprovisionarse de tabaco y más tarde recaló, como lo hace siempre que está de vacaciones, en la cafetería Virginia, para tomarse un café descafeinado y una copita de anís.
Y fue en el bar donde comentó con el dueño del establecimiento, Domingo Peña, que uno de los billetes tenía una cara en blanco, al tiempo que se lo enseñaba junto con el resguardo del cajero automático que acreditaba su versión. El billete pasó de mano en mano entre los clientes que se encontraban en el bar para comprobar su rareza y para palpar la textura del papel, que les pareció exacta a la de los billetes comunes.
El dueño del bar le dijo enseguida que el billete debía de valer bastante más de su valor nominal, y a continuación le ofreció 10.000 pesetas. En eso intervino Luis Galindo, un cliente que mejoró la oferta: 35.000 pesetas. La gente comenzó a arremolinarse en torno a jacinto, que veía cómo el billete de repente multiplicaba su valor. Otra oferta llegó de un extremo del bar (150.000 pesetas), procedente de un señor propietario de máquinas tragaperras. "Para la colección", dijo, mientras una voz al fondo de la barra gritaba: "Le doy 175.000"
Jacinto confía en que la puja continúe, ya que la última oferta que llegó a sus oídos fue de medio millón de pesetas que alguien le ofreció en la tarde del lunes. Horas antes se había presentado en la Casa de la Moneda, donde le confirmaron que el billete "es de curso legal", y que la falta de impresión por una de sus caras se debe a un error. Allí le ofrecían otro billete de 5.000 por el suyo defectuoso, a la vez que le decían que no había ocurrido nada igual desde hacía 15 años".
Este hombre que trabaja desde hace 22 años en la empresa Continental Auto vendiendo billetes de autobús, dudaba ayer cuando se le preguntaba por el valor que él creía que podía tener su billete. No obstante, bromeó: "Si alguien me da 15 millones estoy dispuesto a venderlo". Pero también dice estar avenido a negociar mientras busca a alguien que le pueda tasar su pequeño tesoro.
La familia de Jacinto también está un poco revolucionada por el suceso. El mismo lunes su hija le acompañó a la Casa de la Moneda custodiando el billete. Su esposa, entretanto, tuvo que quedarse con el nieto de cuatro años, que no comió en todo el día porque su abuela no acertó, "con los nervios", a encender el gas para calentarle la comida.
Ayer todo el mundo daba consejos a Jacinto. El dueño del estanco se ofrecía como intermediario para contactar con expertos y coleccionistas. Mientras, Domingo Peña, el dueño del bar ponía a Jacinto al habla con alguien importante de Caja Madrid a primera hora de la mañana. Algunos de los que pasaban por el bar simplemente le decían que tuviera paciencia, y entretanto Jacinto estaba "hecho un verdadero lío". Su hijo, que ayer le acompañaba, se mostraba más resuelto e incluso decidido a buscar en plena calle de Madrid el mejor postor para adjudicarle el singular billete.
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