Tenis sin milagro
EL DE 1994 ha sido el annus mirábilis del tenis español. De los 13 títulos de Grand Slam -la categoría especial de este deporte- conquistados por tenistas españoles en toda la historia, cinco lo han sido este año y por primera vez uno de ellos ha obtenido más de un trofeo de primerísima línea en la misma temporada.La racha comenzó con la doble victoria en Roland Garros de Sergi Bruguera y Arantxa Sánchez Vicario; prosiguió con Conchita Martínez en Wimbledon, y se ha completado con los dos títulos de Arantxa, individual y dobles femeninos, en Flushing Meadow. Tres torneos de Grand Slam, por tanto, para la tenista barcelonesa. La primera figura verdaderamente popular del tenis español fue Manolo Santana, en los años sesenta, prolongada luego en Orantes; pero hay una gran diferencia entre aquella promoción y la actual, entre antiguos y novísimos. Aquello era un heroísmo preconciliar, basado en el estrambote de los recogepelotas que, como la Cenicienta, se convierten en maestros. Éstos de ahora son, en cambio, producto de la modernidad deportiva y se ven flanqueados por ciclistas, golfistas, algunos atletas, incluso futbolistas del sub 21, en una progresión de bastantes en fondo que invita a contemplar con optimismo el futuro.
No hablamos ya, por ello, de excepciones, por muy excepcional que haya sido la prestación de nuestros tenistas, sino de una extensión del esfuerzo en el deporte de alta competición en España. Es difícil que se repita en un próximo futuro un año como el actual no ya en el tenis, sino en cualquier otra disciplina deportiva, pero lo importante aquí es que este annus mirábilis no tiene hoy nada de milagroso. Al contrario, es tanto una señal como una confirmación.
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