La Recopa seduce en Zaragoza

Fuera de Bistrita, nadie duda de que su equipo, el Gloria, es el primer paso hacia la gloria que el Zaragoza lleva tres décadas sin conocer. El modesto cuadro de las provincias norteñas rumanas acabó el campeonato pasado en el séptimo puesto, para luego sorprender a propios y extraños con una victoria por 1-0 sobre el Universitaria de Craiova en una final de Copa disputada ante apenas 7.000 espectadores. Desde entonces el delantero Ilega, autor del gol histórico, ha emigrado a Hungría, mientras el portero Tene se ha trasladado a la capital para defender los colores del Dinamo y el centrocampista Majearu. se ha enrolado en el Corvinul. El delantero Ilie Lazar fue el segundo goleador del campeonato, con 17 tantos, pero pocos son los datos que invitan a prever una mejora en su nulo palmarés continental.Pecados de soberbia al margen, el mayor problema para el Zaragoza es el desplazamiento a esta ciudad de unos 50.000 habitantes a más de cien kilómetros de la pista de aterrizaje más cercana y dotada de un solitario hotel.

Las especulaciones, mientras tanto, se centran en los cálculos sobre la distancia que el conjunto de Víctor Fernández puede recorrer en esta Recopa. Esta Recopa representa un fascinante reto para el juego zaragocista, dado que, con la posible excepción del Sampdoria de Eriksson, sus rivales actúan bajo el denominador común de un fútbol basado más en la fuerza y la preparación atlética que en la técnica precisamente depurada.

Entre la teórica élite de la Recopa destacan el Werder Bremen, el Oporto, el Brujas, el Feyenoord y el Arsenal, cuyos éxitos se destilan a partir de un caldo de gran gravedad específica, muy parco en espuma y burbujas pero muy generoso en disciplina, orden táctico y coraje.

Incluso la clase media del torneo -el Besiktas, el Chelsea, el Auxerre, el Brondby y el Austria Viena- está diseñada a partir de las mismas líneas maestras de industria, jornada intensiva y bien labrados marcajes por zonas.

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