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Navratilova, premio Principe de Asturias

El jurado de los Premios Príncipe de Asturias saldó ayer una deuda con Martina Navratilova. Así lo dio a entender la mayoría de los miembros reunidos ayer en Oviedo para conceder eloctavo galardón. "Es algo de justicia", proclamó el presidente del jurado, Juan Antonio -Samaranch. "El reconocimiento a un mito", destacó el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Rafael Cortés Elvira.

"Un monumento al deporte", sentenció el presidente de la FIFA, el brasileño Joáo Havelange, que vio cómo la candidatura de la selección de fútbol de su país quedaba descartada a las primeras de cambio.Navratilova, primera mujer que recibe el premio, era una de las habituales aspirantes al galardón, que rozó especialmente en 1990, cuando perdió en la última votación con el campeón del mundo de motociclismo Sito Pons, en un fallo muy contestado desde diversos sectores del deporte. Ayer, por fin, la veterana tenista logró el reconocimiento, superando en la votación final al atleta estadounidense Carl Lewis, por 10 votos a seis. Antes había quedado descartada la candidatura conjunta de los tres tenistas españoles que lograron títulos del Grand Slam durante 1994: Sergi Bruguera, Arantxa Sánchez y Conchita Martínez.

El jurado entendió que por sus 55 títulos en torneos del Grand Slam, 18 de ellos individuales, Martina se merecía el premio más que nadie. Y además de sus indudables méritos deportivos, en el acta quedó re flejadó que la "legendaria campeona también destaca por sus labores humanitarias, "significándose especialmente con la creación de una fundación de ayudas a la infancia".

Un lugar en el mundo

Martina Navratilova no ha tenido una vida fácil. Durante 37 años ha estado intentando buscar su camino y parece que lo ha encontrado. Es una de las figuras más carismáticas del deporte mundial, pero a la vez, e incluso por encima de eso, es una mujer altruista y con una vida personal muy intensa.Deportivamente fue una estrella desde los 18 años. Pero su vida se convirtió en un tormento, hasta que aceptó algunas de sus contradicciones. Era una niña cuando al verse en un espejo se puso a llorar y le dijo a su padre: "¿Cómo puedo ser tan fea, papá?". Pero se acostumbró a con vivir con sus propios defectos y con sus muchas virtudes. Y lo ha hecho por caminos tortuosos a veces, proclamando su lesbianismo en una sociedad que compren día mal este tipo de tendencias.

Su personalidad ha sido tan fuerte, que todos sus problemas no han enturbiado su carrera, Martina puede ser considerada la mejor tenista de todos los tiempos. Ahora, ha anunciado su retirada. Seguirá en el circuito como presidenta de la Asociación de Jugadoras (WTA). Pero sin ella en las pistas nada será lo mismo.

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