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BALONCESTO ARRANCA LA LIGA

Se busca bueno, alto y barato

Los clubes rastrean un mercado en el que escasean posibles sucesores de las actuales estrellas

Robert Álvarez

Herreros, Tomás Jofresa y poco más. La generación de 1969 y 1970 no da más de sí. Pocos jugador es de clase para un baloncesto español en el que se extingue su mejor generación, la que obtuvo la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Esta puede ser la última temporada de los que quedan en activo: Epi, Romay -que ha dejado el OAR por el Zaragoza- y Llorente -que sigue dando guerra en el Andorra- Tan sólo quedará Jiménez. No hay forma de que surjan nuevos talentos.La ACB, en un intento de asegurar y tutelar nuevos valores, ha decidido, de acuerdo con la federación española, suprimir la antigua Primera B por una nueva categoría, la Liga EBA. Se ha copiado el sistema de la Liga Universitaria americana (NCAA). Los 54 equipos participantes han sido distribuidos en cuatro conferencias territoriales y, tras dos fases, el título se dirimirá del 1 al 4 de junio entre los ocho mejores. Se pretende que los jugadores de esta división no tengan más de 22 años y que no puedan cobrar más de un millón de pesetas en concepto de beca.

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Un inicio a lo grande

El problema es que muchos de los mejores jugadores jóvenes del momento no están por la labor. Prefieren exiliarse a Estados Unidos para jugar en la verdadera NCAA. Y eso que la trayectoria de quienes ya han probado suerte allá no seduce precisamente. El base Mike Hansen, por ejemplo, jugó en la Universidad de Luisiana. Regresó a España por la puerta grande. Díaz Miguel le convirtió en internacional absoluto. El Estudiantes le hizo un hueco con el traspaso de Azofra al Caja San Fernando. Y sin embargo, no triunfó. Pablo Martínez, de 23 años, un claro exponente de la cantera del Estudiantes, le ganó por la mano en su duelo por la titularidad. Hansen ha tenido que emigrar al Fórum. Dos cuartos de lo mismo le pasó a Artur Llopis, un pívot de 2,10 metros que empezó en el Barcelona, jugó durante dos años en la Universidad de Harvard y la pasada temporada hizo grises promedios en Lugo: 10 minutos, 3 rebotes y 3 puntos. Los ejemplos son múltiples y todos conducen a la misma conclusión: el aprendizaje americano no basta para asegurarse un puesto de alto nivel en la Liga ACB.

Las nuevas generaciones no hacen caso. Ricardo Peral, un alero de 2,10 metros, uno de los jugadores más perseguidos por los cazadores de talentos y que se formó en el Real Madrid, prefirió jugar en la NCAA, en la Universidad de Wake Forest. Pero su progresión esta temporada no ha sido la esperada, hasta el punto de que en el último Europeo sub 23 no estuvo a la altura de sus compañeros, con los que conquistó la medalla de bronce. Pero ni por esas. Los más jóvenes, los que también conquistaron recientemente la medalla de bronce del Europeo júnior, siguen empeñados en crecer en Estados Unidos. Media selección, media quinta del 1976, emigra: los bases De la Fuente (Estudiantes) y Larragán (Madrid), los aleros Franco (Madrid) e Iturbe (Olabide), y el pívot Quesada (Madrid) piensan jugar en universidades americanas.

Son datos preocupantes para una selección española que necesita una renovación para la que no se adivinan otros nombres que algunos de la generación de Herreros o Tomás Jofresa, como Abad, Lasa, Santos o Galilea. Pocas expectativas de futuro en una liga dominada por los extranjeros: la pasada temporada obtuvieron más de la mitad de los puntos (54,1%) y. de los rebotes (5 5,1%) que se contabilizaron. A pesar de todo, la realidad demuestra que vale más mantenerse en la Liga ACB, aunque sea sin disfrutar de muchos minutos, que emigrar a la NCAA. Los ejemplos de jugadores que han progresado de esa forma son numerosos, aunque para ello hayan tenido que seguir caminos tortuosos. Están los casos de Ferran, cedido un año al Español; Lasa y Santos, que descollaron en el Guadalajara en Primera B; Abad, que empezó la pasada temporada jugando en el Sant Cugat de Segunda División, y otros de jugadores que se han integrado de forma paulatina pero directa en los primeros equipos, de los grandes, como Galilea (Barcelona), Morales y Tomás Jofresa (Joventut), Herreros y Pablo Martínez (Estudiantes). Las próximas apuestas pueden ser las de Gonzalo Martínez y Escudero (Estudiantes), Sanmartín y Albert (Joventut), Romero (Real Madrid), Lucio Angulo (Anway Zaragoza), Fuentes (León), Gómez y Cazorla (Taugrés). Su progresión y la envergadura de la apuesta de sus entrenadores serán decisivas para registrar sus nombres entre los que verdaderamente tienen peso específico en el campeonato.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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