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El Barça no saborea su primer título

El Zaragoza puso en evidencia las deficiencias del equipo azulgrana en la Supercopa

El Barcelona comenzó la temporada oficial española con la misma fortuna con que concluyó la anterior. El Zaragoza sufrió en sus propias carnes lo que vivió el Deportivo. Le dio un repaso al colectivo azulgrana en la Supercopa, pero el primer título cayo en el zurrón de Johan Cruyff, que a cuatro días del comienzo de la Liga todavía anda con experimentos y parece reñido con sus propios principios.Este nuevo Barça que ha salido de la retorta del laboratorio de Cruyff no invita a la euforia. La hinchada culé no pudo saborear la Supercopa y se fue a dormir con muchas dudas. Demasiadas. Y es que en su retina tenía aún las imágenes del partido de ida, jugado en La Romareda, en el que Busquets salvó los muebles además de ganarse la titularidad.

Es posible que Cruyff sea un imitador de Maquiavelo. Anoche, desde luego, se hundió en la miseria al teórico sucesor de Zubizarreta. Lopetegui encajó cinco goles, pero él no fue el único culpable de la abultada derrota, sino ese nuevo sistema defensivo con cuatro hombres muy adelantados que el técnico holandés se ha sacado de su chistera, que hace aguas por todas partes y que todavía no han asimilado sus jugadores.

Cruyff suele inventar algo nuevo cada temporada para sorprender a sus rivales. Pero el invento que ha preparado para ésta no parece tener mucha consistencia. Quizá está obsesionado con el Milan y por eso ha roto con sus principios, además de no tener en cuenta el material -más obreros que artistas- de que dispone. Anoche faltaban sobre el maltrecho césped del Camp Nou hombres con oficio como Koeman, Bakero, Sergi o Eskurza. Pero eso no puede servir de excusa. Ni siquiera la prematura lesión de Hagi. El Barça actual tiene un discurso poco convincente. Sus argumentos son buenos, pero no sabe expresarlos. Ya no controla y acaricia el balón. No marea al contrario. Pierde con rapidez el balón. Carece de frescura y añora la imaginación de Laudrup y los goles de Romario: ha cambiado de perfil.

El Barça siempre estuvo a merced de un Zaragoza bien armado, con vitola de equipo señor y ambicioso. El colectivo de Víctor Fernández, que mereció ganar la Supercopa, puede hacer mucho daño en esta Liga en la que todo el mundo ha cambiado sus peones.

El colectivo azulgrana sólo intentó sacar pecho en la recta final del encuentro. El polémico Ventolin que tomó Induráin para reducir su alergia lo aspiró el Barça cuando el hijo de Cruyff salió al terreno de juego, dispuesto a aprovecharse del desconcierto que reina entre sus compañeros.

El final fue polémico por culpa de López Nieto, que tampoco parece haber asimilado las nuevas reglas arbitrales -se tragó un penalti a Iván- Y el gran perjudicado fue Stoichkov, el hombre que mejor está interpretando su papel en este confuso Barça.

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