Un crucerito en casa
Se acaban las vacaciones pero no se acaba de hacer camas, y de la cocina al hiper, y del hiper a la olla exprés, y de ahí a la lavodora, y luego tender, y poner la mesa, y después el fregoteo, y la plancha, y ordenar los cacharros y tender..Asín que tié razón mi hermana Rosaura, dice que la eternidá es mismamente la labor del ama de casa, por más que nosotras esperemos que en la eternidá del cielo esté resuelto lo de la cesta de la compra. y el cuerpo de la casa, que si no nos vamos a la chamusquina de Pedro Botero, velay. Por eso estamos un poco saturás de tanta felicidá del veraneo, y la Rosaura ha hecho huelga, se ha quedao en la cama, y le amenazó al Angelín, que es su esposo: "Yo no salgo de la dama si no me llevas de crucero, que estoy harta de ser gladiadora del hogar también en vacaciones, ea". Y el Angelín angustiao, porque no tié posibles, hasta que mi Oscar Luis que es mu inginioso se le ocurrió llevarle el crucero a casa, ya verás, vamos a la escombrera de la barranca y lo apañamos. Y se van a la barranca de la carretera, pues como té pueblo español que se precie, en éste también hay una carretera donde el personal tira las frigoríficas y las lavadoras viejas, y hay colchones, y máquinas de coser, y de todo, pues eso de tirar el progreso en el paisaje parece un deporte nacional.
Y cogen una puerta vieja y allí pintan un cielo azul, y un mar turquesa, y una isla, y unas palmeras, que la Rosaura prefiere el Caribe, y luego sujetan la puerta al pedal de una vieja máquina de coser Singer, y se lo suben al apartamento, y la ponen paralela a la cama de la Rosaura, y entre este invento y la cama, el Angelín pone una puerta de lavadora de carga frontal forrá de ese laminao plástico que es como madera, y ya talmente no es la ventanilla de la lavadora, sino de un camarote. Y se pone a la máquina vestío de Vacaciones en el mar, y dale al pedal, como pa hacer un frunce, y de la que mueve las piernas, el subybaja del fondo pintao en la puerta, visto a través del ventano redondo es talmente el vaivén de las olas del mar, o sea, el crucero que soñaba la Rosaura. Lo mejor es que al cabo de dos horas el Angelín pide tregua, ¿y si aprovechamos?... Y con este invento al menos cumple, que con los mundiales de Fútbol y baloncesto los hemos tenío mu disipaos este verano.
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