Cenamos de restaurán

Hoy día hasta el veraneante más humilde sale de restaurán, que a nosotros nos sirve para librar y a los maríos para saber que no son menos que la jetsé, con que anoche cenamos de restaurán, ya toas guapas, morenitas y algunas hasta sílfides.En la pandi, aunque alguna pareja abusa de colesteroles pa pedir siempre los pescaos más caros, pagamos a escoe, sólo que a mí me ocurre una poblemática que por lo que veo no es exclusiva de esta servidora, y lo quiero comentar al respetive con el objeto de ayudar al personal, y es que me gusta verbigracia, la fritura mixta de gambas y una buena ensalada aliñá con aceite de oliva, o sea, algo no muy caro y que tampoco me castiga demasiao la silueta.

Pero anoche volvió a ocurrir, y no hay vez que no ocurra, y es que unos con su merluza, y otros con su chuletón, y otros con su lenguao, que fuera de casa tós pedimos como si fuéramos mismamente principes, y yo conteniéndome. Pero de la que llegan mis frituras, enseguida el Berna que me dice que le deje probar una gamba, y aluego Marisa que me pica un calamar pa saber si es calamar o volador, y después Jocelyn, que qué buena pinta tienen, que a ver si las gambas son de Sanlúcar o de Marruecos, y mi Manolo, como es mi Manolo, pues cómo le voy a negar que pruebe mi fritura. Y de la que me quiero dar cuenta, sólo me quedan dos roscas de calamar, tres gambas completas, siete cabezas chupás que me miran tristes, como diciendo, mal negocio has hecho María. Menos mal, digo yo, entoavía me queda la ensalada, que hasta llevará bonito, huevo duro, aceitunas, y inclusamente queso, pero ahora es Maricial el que me roba el huevo duro, y luego Adela, que flipa por el atún, y Sabas, que unta en el aceite, y Marisa que pa rematar dice que es mejor que pongamos la fritura y la ensalada en el centro como pa tós, y yo que me pida otra cosa. O sea, yo, que lo que quería era la fritura mixta y la ensalada, tiene guasa.

Conque había pedido de postre canutillos de crema, que me privan, y de la que veo vienen tres en la ración, aviso que son como la Santísima Trinidad, o sea, un sólo dulce en tres piezas, y me los como yo solita mientras me miran con recelo. Ellos, naturalmente, no piden postres, sólo café, y no querían más que probar, ¿no te digo?