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La investigación concluye que un pitillo originó el fuego del centro de ancianos

El cigarrillo que acostumbraba a fumar después de la cena Adolfo Bans Esteban, de 63 años, se perfila como el origen del incendio que el miércoles les costó la vida a él y a otro anciano, Fernando Martín López, de 83 años, en la residencia Santa Eugenia. Ésta es la conclusión a la que han llegado los investigadores, según fuentes de la empresa propietaria del centro. Mientras, el Ayuntamiento repasó ayer con seriedad sus papeles y concluyó que las deficiencias del centro fueron subsanadas en julio.

Fuentes de la residencia de ancianos Santa Eugenia, ubicada en Vallecas Villa, indicaron ayer que las pruebas periciales de la Policía Científica confirman que la brasa de un cigarrillo originó el incendio que causó el fallecimiento de dos ancianos y obligó a hospitalizar a otros 19. Personal de la residencia ha explicado que Adolfo Bans acostumbraba a cenar en su habitación, y que después tenía por costumbre fumar un cigarrillo. A veces lo hacía en la mesa y otras en la cama.Después del incendio, que se produjo por combustión lenta en la habitación de Bans, el cenicero apareció en un lugar que hace suponer que fumó en la cama el día del siniestro. Estas pruebas han sido entregadas al juez.

Según la investigación, cabe la posibilidad de que el anciano se quedase dormido mientras fumaba o que dejase un rescoldo antes de sumirse en el último sueño. El incendio se originó en una zona -con un radio de unos 20 centímetros-que abarca el colchón, la mesita de noche y las zapatillas del anciano, un indicio más de que el hombre fumaba acostado.

Mientras la policía avanzaba su investigación, el Ayuntamiento de Madrid rectificaba la grave acusación vertida el día anterior de que la residencia de ancianos se encontraba amenazada por una orden de cese de actividad por problemas de seguridad. Precisamente, los informes de los bomberos y de la Comunidad indicaban que se cumplía totalmente la normativa en cuanto a la prevención de incendios (véase EL PAÍS del viernes).

El concejal de Urbanismo y alcalde en funciones,José Ignacio Echeverría, explicó ayer que otorgará las licencias de actividad e instalación y funcionamiento a la residencia, propiedad de la empresa Levante Centro, una vez que se complete la documentación necesaria para la concesión.

Error municipal

La Gerencia de Urbanismo denegó esas licencias en abril de 1992 y mayo de 1993 porque existían algunos fallos detectados por los técnicos de Protección Civil. Los propietarios de la residencia recurrieron la negativa municipal. Sin embargo, el departamento de Disciplina Urbanística remitió a la Gerencia una propuesta de cese de actividad porque no constaba que se hubiesen subsanado las deficiencias detectadas en materia de seguridad.

Los responsables de la residencia arguyeron que ya se habían terminado los trabajos que exigía Protección Civil como así comprobaron los inspectores de esa área el 21 de julio, de modo que ya no tiene sentido suspender la actividad.

En principio, no hay ningún impedimento Para la obtención de las licencias necesarias, ahora sólo falta que se incluyan en el expediente de la residencia los planos de las medidas de seguridad y un par de certificados.

Siete ancianos, de los 19 que fueron ingresados el miércoles, permanecían hospitalizados ayer. Cinco de ellos ya tenían una salud muy delicada antes del incendio. Los médicos no temen en principio por su vida, pero su estado se califica de grave debido a su avanzada edad, informa Begoña Aguirre.

En el Gregorio Marañón permanecían Consuelo Sanz Vázquez, de 90 años; Manuela Torre Sanz, de 70; Ángel Pidal y Bernaldo de Quirós, de 70; Ventura Ibáñez Gutiérrez y Josefa Avilés. Modesta Martín Retortillo, de 90 años, fue dada ayer de alta.

En el hospital La Paz seguía internada la anciana Carmen del Campo, en situación estable dentro de la gravedad. Es la única de entre los afectados que sufrió quemaduras, en el 4% de su cuerpo. En el hospital de la Princesa seguía ingresada Emilia Rodríguez Diez, que sufrió tras el siniestro una angina de pecho.

Su problema cardiológico está en vías de solución, según el equipo médico del centro, pero la anciana tenía otros problemas de salud anteriores, que obligan a que permanezca en observación.

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